1.- Fueron los números, no hay otra razón.
Ser candidato era la parte fácil, las complicaciones llegaron en cuanto se conocieron las mediciones reales de intención del voto.
Contra la demoscopia, hubo pocos argumentos en su favor.
Pese a la amplia difusión que se hizo en casi todos los medios de comunicación de una encuesta en Toluca, datos duros analizados a nivel federal, fueron contundentes: Alberto Curi, el PRI en lo general, está en una posición precaria en el ánimo del votante en Toluca.
Más que un choque de intereses priístas en la capital del estado, Chuayffet-Némer vs Eruviel, simplemente Curi no garantizaba.
Por eso, fueron los números, no las disputas.
2.- 2015 es el nuevo año clave para Eruviel Ávila.
El ejercicio de las políticas públicas tiene meses orientado, exclusivamente, a lo electoral.
Las proyecciones no son positivas.
Y si bien el carácter federal de la elección de año próximo le confiere responsabilidad, únicamente en lo local al gobernador, un resultado adverso para el PRI sería catastrófico para Eruviel.
Sabe muy bien la nomenclatura priísta que la situación es muy delicada, que estructura y dinero podrían no ser suficientes.
En ese sentido Eruviel no puede fallarle al Presidente, pero si el PRI no arrasa en Edomex, la falla estará ahí.
Sólo faltaría dimensionar tamaño y profundidad.
3.- Nada espectacular cabe esperar de la respuesta que dará el gobierno estatal a la recomendación que emitió la Comisión Nacional de Derechos Humanos por el vergonzante tema de Tlatlaya.
El Ombusdman fue directo y preciso: La Procuraduría de justicia estatal cometió graves violaciones a la ley y a los derechos humanos de dos mujeres inocentes que están encarceladas.
Ya sabemos que el Procurador no se va, por ende la respuesta será superficial y quizá habrá sanción sólo a funcionarios menores.
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