Moisés Álvarez, habitante de Raíces, Zinacantepec, dedicó años de su vida a proteger el Nevado de Toluca de los incendios. A sus 83 años, el exguardabosques observa con resignación cómo el bienestar prometido para su comunidad no termina de llegar.

Una herencia de servicio, un presente de carencias
La vocación de Moisés echó raíces. Dos de sus nietos, Gerardo y Jairo, siguen sus pasos trabajando en Probosque. Sin embargo, el orgullo se mezcla con la precariedad. En su terreno, la familia vive “apilada”: hijos, nietos y nueras comparten un espacio que se ha vuelto el refugio ante la falta de oportunidades.
La modernidad en Raíces es un espejismo. Aunque cuentan con escuelas desde preescolar hasta bachillerato, la primaria tiene computadoras que nadie usa, víctimas de la falta de conectividad. En este rincón del Estado de México, el internet y la señal telefónica son lujos.
“Es de ley que pongan su granito de arena, que nos arreglen las calles”
sentencia Moisés, recordando que los políticos solo suben a la comunidad cuando necesitan el voto.

La herida que no cierra
Hace seis meses, la vida de Moisés se fragmentó. Su esposa falleció tras una emergencia que no pudo ser atendida a tiempo. En Raíces, una llamada a los paramédicos es un grito al vacío; las ambulancias vienen desde Zinacantepec y piden a los familiares “acercarse” a ciertos puntos porque no entran a la zona.
La compañera de vida de Moisés falleció en el camino al hospital, a bordo del auto de un vecino cuando la trasladaban a San Juan de las Huertas.
Moisés padece diabetes e hipertensión. Además, requiere una cirugía de párpados. Sin embargo, entre traslados costosos al Isemym Regional y citas canceladas porque el escaso transporte público y las obras en la carretera le impiden llegar a tiempo, ha abandonado su tratamiento.

Un bosque que se apaga
La tala clandestina y los incendios provocados son una amenaza. “Si los bosques se van, ahí nos vamos a acabar todos porque nos va a faltar el agua”, advierte con la sabiduría de quien conoce la tierra. Actualmente, el agua para su hogar la obtiene de Tejalpa, en ocasiones, el servicio se suspende hasta por tres días.
Ante la falta de apoyos para el campo y el costo de los abonos para la papa, uno de sus nietos ya buscó refugio en Estados Unidos.

El invierno que acecha
Mientras se aproxima la racha más fría del invierno, los habitantes de Raíces se preparan. Sin plazas públicas, sin servicios de salud cercanos y con una carretera en reparación que duplica los tiempos de traslado, la comunidad se siente sola.
Moisés reconoce el apoyo de su pensión federal, pero señala que en ocasiones es insuficiente. Para el hombre que protegió el pulmón del Estado de México, el progreso de su comunidad es una promesa que se disipa en la neblina del volcán.
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