La administración pública estatal requiere de cirugía mayor. El quirófano de la austeridad republicana está dispuesto a extirpar todo exceso o gasto inútil y bien podría empezar por los 85 organismos auxiliares que cuestan mucho y sirven de muy poco, salvo algunos institutos educativos. Unos 60 mil millones de pesos se les asignan año con año, de los cuales buena parte se van a pagar estructuras administrativas. Sus funciones las pueden absorber las secretarias del gabinete.
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Uno que otro de los organismos autónomos también deberían ser evaluados. Por ejemplo, el Instituto de Transparencia que se come todos los años más de 200 millones de pesos con resultados muy deficientes. El Tribunal de Justicia Administrativa, que nos cuesta casi 300 millones por año, tampoco es muy inútil, pues no está al servicio de la sociedad, sino del gobierno en turno.
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Revisables también son los contratos de los Proyectos de Prestación de Servicios, que son verdaderos robos en despoblado a las arcas públicas. Para darse una idea, el Hospital Regional de Alta Especialidad de Zumpango que tiene HIGA, la empresa consentida de Enrique Peña, costará este año mil 220 millones de pesos. Ese sí es el hospital más caro del Estado de México y del país, no el ABC o el Ángeles.
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Ni hablar de la Comisión Estatal de Agua, 2 mil 270 millones de pesos anuales que ningún ciudadano común sabe en qué o cómo se gastan. Allí la 4T deberá meterse a fondo y no hay que ser un genio para darse cuenta de que es un organismo oneroso, deficientemente regulado, pero sobre todo incompetente.
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Ahora resulta que el político priista en activo con el diálogo más fluido y cordial con el próximo gobierno es nada menos que Eruviel Ávila. El exgobernador y actual senador tiene como contacto a su compañero con licencia Higinio Martínez, con quien ha logrado acuerdos desde 2017.