Afonía del cicerone

  Son campañas Estaba el soldado alistando cada uno de sus instrumentos de trabajo, cuando un griterío se comenzó a escuchar. Por las calles serpenteaba una muchedumbre que agitaba palmas y clamaba como victorioso a un hombre que lideraba el contingente. TE PUEDE INTERESAR Claudia Sheinbaum lidera las encuestas con el 59% de preferencias: Buendía […]

 

Son campañas

Estaba el soldado alistando cada uno de sus instrumentos de trabajo, cuando un griterío se comenzó a escuchar.

Por las calles serpenteaba una muchedumbre que agitaba palmas y clamaba como victorioso a un hombre que lideraba el contingente.

– "Ya comenzaron las campañas", dijo en voz alta el soldado.

-" ¿Ahora a quién habrán elegido?", le pregunto su esposa, desde la pequeña cocina donde le preparaba su lunch al gendarme romano.

– "Algo escuché sobre la decisión de que un pariente del Emperador se quedara con el hueso. También oí que querían que fueran un par de doncellas. Una de ellas ya experimentada en las luchas del poder y la otra ayudada por algún rey de tierras tropicales. Incluso, uno más que se dice descendiente del sol y del gabacho", contestó el romano.

En la calle, la marcha seguía su paso. La multitud era despreciada por las autoridades en turno.

Pese a ello, el libre tránsito se cumplió.

El soldado salió de su casa, supervisó el recorrido del grupo que agitaba miles de palmas. Hizo un reporte, levanto dos infracciones, almorzó una especie de costra suave de maíz, previamente puesta a sudar junto con otras costras, en una canasta. La masa rellena de carne salada, la acompañó con un aderezo caliente compuesto por trozos de chile y cebolla.

Entregó la "cuenta" a su superior, y salió de la oficina.

Al llegar a su casa, sus dos hijos ya dormían y su esposa calentaba un recipiente con agua al que ya echaba hierbas de múltiples olores.

– "¿Cómo te fue, cariño?", le preguntó al soldado.

– "Todo bien. Ya sabes. La cuota subió. Tenemos que darle más entre al jefe. No nos dieron para la pastura de los caballos y tenemos que ponerla de lo que saquemos. Nos volvieron a rentar las espadas, porque no han llegado los recursos para tener cada quien la suya; ah, y ¿recuerdas la multitud de en la mañana coreando a un hombre?, dicen que es el Salvador. Son campañas, vieja, y todos dicen lo mismo".

Son las 11 de la noche. El matrimonio se prepara a dormir. En el silencio los dos piensan: ¿De verdad podrá alguien salvarnos?

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