César Camacho es un hombre leído con grado académico de doctor. Pensamiento estructurado y retórica fluida. No hay duda sobre sus cualidades intelectuales, pero tiene más de 30 años que no gana una elección. La última vez que se presentó en las urnas y triunfó, fue allá por 1990 como candidato a alcalde de Metepec. Sus cargos más relevantes, como el de gobernador, senador, diputado federal o presidente nacional del PRI fueron por designación. Nunca las competencias electorales han sido su fuerte.
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Alejandra y el grupo que le apoya tienen pleno control de la estructura priista desde hace años. La convención de delegado como método para resolver la candidatura era el que más le convenía. Todo, hasta ahora, le ha salido a pedir de boca. Se equivocan quienes la subestiman.
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Todos, absolutamente todos, los liderazgos de los sindicatos más numerosos en el Estado de México han sido resueltos durante el régimen priista. Durante las más de 9 décadas de gobiernos del PRI esas organizaciones gremiales se formaron y consolidaron. No son tan fuertes ni ejercen el mismo control que antes, pero por supuesto que serán un factor de influencia en la próxima elección.
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Son casi 3 millones los trabajadores mexiquenses que perciben salario mínimo o menos y, por tanto, deberán recibir a partir de enero el aumento de 20 por ciento acordado hace unas semanas. Sin duda, son buenas noticias. Corresponderá ahora a las representaciones sindicales y a las autoridades laborales, que se cumpla. Un pequeño acto de justicia con lo que menos reciben.
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La Casa Estado de México está prácticamente desocupada y lista para la entrega recepción. De hecho, nunca durante el sexenio funcionó como morada del gobernador y su familia, que reservó su domicilio al ámbito privado. La casa de descanso de Valle de Bravo permanecerá también en desuso hasta septiembre. Solo las oficinas de Explanada, en Las Lomas, seguirán funcionando con actividad cotidiana.