Ansiedad climática

Dentro de la ya de por sí enorme lista de alteraciones emocionales que experimentan los jóvenes de nuestra sociedad, habría que agregar la “eco-ansiedad".

El cambio climático ha pasado a formar parte de los factores que podrían estar incidiendo en la salud mental de los jóvenes. Ese es el principal resultado de un estudio que se dio a la tarea de preguntar a miles de jóvenes de distintos países sobre lo que sienten en relación con los problemas ecológicos. Los resultados parciales de este ejercicio fueron publicados hace unos días en la revista Nature y confirman que la generación que hoy se encuentra entre los 16 y los 25 años de edad está experimentando angustia, enojo y otras emociones negativas, a raíz de lo que observan como una tragedia ambiental.

Dentro de la ya de por sí enorme lista de alteraciones emocionales que experimentan los jóvenes de nuestra sociedad, este estudio sugiere agregar la “eco-ansiedad». Es una dimensión a la que hay que estar atentos, según advierten los responsables de la investigación: «Este estudio proporciona argumentos para cualquiera que tenga alguna conexión con la salud mental de los jóvenes; el cambio climático es una dimensión real de sus problemas de salud mental».

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El que los sentimientos acerca del cambio climático lleguen a afectar la vida diaria de los jóvenes es el tema que plantea el mencionado estudio. Según sus hallazgos, hoy por hoy muchas emociones negativas en la población joven se asocian con el cambio climático. Los adolescentes y jóvenes aseguran relacionar los problemas ambientales que advierten con estados emocionales como ‘triste’, ‘asustado’, ‘ansioso’, ‘enojado’ e ‘impotente’.

Hay que mencionar que la Asociación Estadounidense de Psicología describe la «ecoansiedad» como un «temor crónico de un cataclismo ambiental», un estrés causado por «observar los impactos aparentemente irrevocables del cambio climático, y preocuparse por el futuro de uno mismo, de los niños y las generaciones futuras». Ese tipo de alteración emocional es la que estarían experimentando los jóvenes de nuestro tiempo.

Es verdad, son muchas las razones por las cuales un buen número de integrantes de nuestra sociedad experimenta ansiedad, angustia y llegan a sentirse estresados. Desde los apuros económicos, el desgaste laboral, los problemas de salud, de inseguridad y un largo etcétera son factor para experimentar estas sensaciones. La mayoría de las cosas que causan angustia son las que escapan del control del individuo. La impotencia es generadora de ansiedad. Los jóvenes parecen sentirse impotentes y, además –añade el estudio-, están insatisfechos o francamente decepcionados de la inacción gubernamental para detener el deterioro ambiental.

A la pregunta de cómo sienten que están respondiendo los gobiernos al cambio climático, 65% de los encuestados estuvo de acuerdo con la afirmación de que los gobiernos “están fallando a los jóvenes”; 64% estuvo de acuerdo en que “están mintiendo sobre el impacto de las acciones tomadas”; y 60% estuvo de acuerdo en que “descartaban la angustia de las personas”. Sólo 36% estuvo de acuerdo en que los gobiernos están actuando en congruencia con la evidencia científica.

De un tiempo para acá ha sido común escuchar que los jóvenes de nuestro tiempo son una generación excesivamente frágil, “de cristal”, califican algunos. Aseguran que los adolescentes y jóvenes son demasiado susceptibles, muy cercanos a la frustración de sus expectativas. Un factor más que estaría nublando su horizonte parece ser el conjunto de problemas relacionados con la mutación climática en curso, de la que ya nos hemos ocupado en este espacio en otras ocasiones.

Lo que estudios como el referido nos ayudan a entender es que el ser humano está llegando a un punto en el que el planeta no le ofrecerá las mismas condiciones afables que permitieron su expansión y dominio por varios milenios. El fin del antropoceno parece estar en curso y ello genera angustia, la cual pronto podría llegar a niveles patológicos.

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