Atacan a defensora de mujeres

Gabriela Sánchez López, defensora de las mujeres en la entidad, fue víctima de un tercer atentado en su contra este lunes 3 de marzo, cuando fue agredida a balazos a las puertas del albergue en el que ayuda a mujeres víctimas de violencia intrafamilia, por tres sujetos que la esperaban fuera. De acuerdo con el […]

Gabriela Sánchez López, defensora de las mujeres en la entidad, fue víctima de un tercer atentado en su contra este lunes 3 de marzo, cuando fue agredida a balazos a las puertas del albergue en el que ayuda a mujeres víctimas de violencia intrafamilia, por tres sujetos que la esperaban fuera.

De acuerdo con el portal Animal Político, la activista salió ilesa del ataque, pero un elemento de su escolta, Felipe López resultó lesionado al repeler al agresión.

Gabriela Sánchez López, relato que durante los primeros minutos de este lunes (3 de marzo) una de las mujeres a las que ayuda recibió la noticia de que su papá acababa de fallecer, y partió hacia el velorio; ella quedó en acompañarla, y avisó telefónicamente al policía que estaba de guardia, fuera de la casa, salió y abordó un Volkswagen Sedan, cuando dos sujetos se acercaron al vehículo por la parte de enfrente, y uno más por la parte trasera, el policía sacó su pistola y los encañonó desde dentro del auto, y le gritó que corriera a la casa y que no volteara.

Dijo que solo escuchó los disparos que se prolongaron por al menos dos minutos, ya que el agente persiguió a pie a los tres agresores, quienes, no obstante, lograron huir tras acertar una bala en el brazo del policía.

Sánchez López se asentó en el Estado de México en 2012. Venía huyendo de las amenazas que, en Jalisco, recibió por denunciar el ataque sexual del que había sido víctima su hija, a manos de un profesor de música (quien, inexplicablemente, fue beneficiado por la decisión de un juez calificador, que cambió el delito de violación por el de faltas a la moral, y obtuvo una pena menor).

Ya en Ecatepec, Gabriela y su hija se instalaron en una casa pequeña, en una colonia popular, y sin medios de subsistencia, comenzó a cortar el cabello a sus vecinas… “una cosa llevó a otra”, afirma.

A pesar de sufrir epilepsia, de no contar con ingresos decidió ayudar aún más a esas mujeres, y sin planearlo, los cuartos vacíos de su casa fueron ocupándose por madres que acudían a ella, luego de huir de sus propios hogares, o luego de que sus parejas las habían echado a la calle con todo e hijos.

A mediados de 2012 que sufrió el primer atentado, cuando en las proximidades de su casa, un muchacho se plantó frente a ella y le apuntó con una pistola al rostro. “Le temblaba la mano al muchacho –narra–, yo estaba frente a un puesto ambulante, y luego de un segundo, el muchacho como que no tuvo el valor y se echó a correr, no fue un asalto, no nos quitó nada ni nos pidió que le entregáramos nada, iba directo a dispararme.”

Por estos hechos, las autoridades del Estado de México asignaron una guardia policial fuera de la casa-refugio, que tiene como encomienda acompañar a la señora Gabriela donde vaya, a pesar de lo cual, acusa, “nunca les dieron una patrulla, así que los agentes tenían que usar sus propios autos.”

Para septiembre de 2013, la señora Gabriela y las madres víctimas de violencia, decidieron instalar un pequeño puesto de antojitos en la puerta del albergue, con el objetivo de hacerse de recursos para subsistir. Instalaron unas pequeñas mesas plegables a en dos paredes y adquirieron algunos enseres para preparar los alimentos.

 

Este negocio sólo funcionó 15 días, recuerda, porque el 3 de octubre del año pasado, sufrió el segundo atentado.

“Alguien tocó a la puerta y una de las mamás que están aquí refugiadas atendió –narra Gabriela–, era un señor con un fólder en las manos, cuando yo salí a la puerta para ver de qué se trataba, pensé que me iba a entregar algún documento. El señor me saludó, preguntó si yo era Gabriela Sánchez López, y cuando le respondí afirmativamente, sacó un cuchillo que tenía oculto debajo del fólder y me lo clavó en el abdomen… cuando yo sentí la cortada me fui encima de este sujeto, gritando, intenté sujetarlo, pero él corrió hacia un auto que estaba estacionado cerca, el auto estaba encendido, el atacante subió en el auto y huyeron, pero todo pasó tan rápido que este hombre tiró el folder que llevaba consigo, y cuando lo recogimos, nos dimos cuenta que dentro había documentos de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México.”

Asegura que ambos sujetos esperaron a que el elemento que la custodiaba se desapartara de la casa para poder cometer el ataque.

Cinco meses después, este 3 de marzo, vino el tercer ataque, del que dan cuenta los tres disparos en los cristales del auto en que se hallaban la señora Gabriela y su escolta cuando fueron sorprendidos.