Diez años han pasado desde la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, un hecho que conmocionó a México en 2014, pero que este año pasó desapercibido en Toluca.
En contraste, la Ciudad de México vivió movilizaciones que rememoraron el trágico suceso y del que aún se exige justicia, mientras que en la capital mexiquense reinó el silencio, como si las heridas abiertas en Guerrero hubieran cicatrizado por completo.
Marcha en la CDMX
En la capital nacional, padres de los normalistas desaparecidos se reunieron el 26 de septiembre con estudiantes y activistas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde llevaron a cabo el característico conteo por los 43 desaparecidos y otras actividades.
Además, el centro histórico, así como los monumentos y edificios de la ciudad, fueron blindados en previsión de las protestas relacionadas con el caso Ayotzinapa.
Una conmemoración vacía en la comunidad universitaria
En Toluca, uno de los pocos intentos por recordar a los jóvenes desaparecidos fue convocado por estudiantes de la Facultad de Antropología de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), quienes organizaron la proyección del documental «Ayotzinapa, ecos UAEMex». Sin embargo, la respuesta fue casi nula; la función, programada para una hora específica, tuvo que retrasarse, ya que no hubo asistentes en el horario fijado. Fue hasta después de una larga espera que, finalmente, un grupo de 15 estudiantes, incluyendo a los organizadores, se reunió para formar un pequeño público.

Por su parte, la Facultad de Humanidades de la misma universidad también realizó el pase de lista en la explanada del plantel.
Este contraste resulta notable en comparación con otros años. En 2018, integrantes del Frente Popular Revolucionario (FPR), junto con alumnos de diversas instituciones, protestaron frente a la rectoría de la UAEMex y el Palacio de Gobierno estatal.
Más recientemente, el 12 de septiembre, Melitón Carlos Ortega, padre de uno de los estudiantes desaparecidos, compartió con jóvenes de la UAEMex su experiencia respecto a los hechos, revelando las luchas jurídicas, personales y las dificultades con las autoridades para obtener respuestas.

Sin embargo, a lo largo de estos años, el caso de Ayotzinapa parece no haber calado profundamente en Toluca. La falta de interés a una década del suceso refleja un creciente desinterés ante un caso que sigue sin respuestas claras y permanece sin resolverse.
Un caso en el olvido
A pesar de que en muchas comunidades sigue latente la exigencia de justicia, en Toluca parece haberse olvidado el motivo por el cual miles en el país aún piden la aparición con vida de «los 43», pues no aceptan las explicaciones del gobierno anterior de Enrique Peña e incluso del actual, que está por concluir. Este año no hubo marchas ni pronunciamientos oficiales, dejando un vacío de memoria colectiva.
¿Ni perdón ni olvido?
A pesar de la baja asistencia en la UAEMex, el esfuerzo de los estudiantes de la Facultad de Antropología por mantener vivo el recuerdo de los 43 normalistas demuestra que aún hay quienes se niegan a olvidar. No obstante, la escasa participación refleja una desconexión creciente con una causa que debería seguir siendo motivo de reflexión y lucha.

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