Toluca, México; 10 de abril de 2018. Las tarifas de la energía eléctrica en el país disminuirán en 30 por ciento su costo actual a partir del 2021. Así lo informó Katya Somohano, directora de CFE Calificados, empresa filial de la Comisión Federal de Electricidad.
Lo anterior lo informó en la cumbre de energía anual organizada por la empresa Bloomberg en la ciudad de Nueva York. Ahí, Somohano defendió la reforma energética, pues indicó que esa reforma constitucional fue promovida por el gobierno mexicano con la finalidad de que las tarifas bajaran y fueran más accesibles para la población.
“Las señales apuntan a que habría una reducción sustantiva de entre 20 y 30 por ciento en los precios de la energía en los próximos dos o tres años en México”, indicó Somohano ante especialistas en materia de energía en Nueva York.
Según la directora de CFE Calificados, los costos bajarán porque habrá más inversión en la red nacional de gasoductos y por la creciente demanda de las energías renovables en el sistema eléctrico de México.
El pasado mes de diciembre, la Comisión Federal de Electricidad publicó los precios que estarían en vigor hasta el pasado mes de marzo de este año, los que estarían basados en los costos de producción y distribución del servicio, ajustados a los precios del mercado mundial. A finales de año, los precios de la gasolina también se adaptaron a las exigencias de las leyes de oferta y demanda a nivel mundial.
La paraestatal informó del aumento del precio de 2.6 al 3.5 por ciento en el costo por el servicio al sector comercial y a la industria, y de 1.5 por ciento para el alto consumo doméstico. Según la CFE, el 99 por ciento de los hogares de México, alrededor de 36.7 millones de usuarios en el país, son clientes de consumo bajo y no se verían afectados con el incremento del precio de la luz.
En diciembre del 2013, cuando el gobierno de Peña Nieto aprobó la reforma energética que abrió el mercado de los hidrocarburos a la iniciativa privada nacional y extranjera, la retórica de la administración peñista siempre indicó que los beneficios se verían reflejados en la disminución de los costos de los hidrocarburos: gasolina, diésel, luz y gas.
La lógica del gobierno mexicano era que la liberalización del mercado implicaría más inversión de empresas que se encargarían de producir hidrocarburos, y por ende ante más oferta del producto el costo disminuiría para los consumidores.
No obstante, de acuerdo con una investigación del portal Sin Embargo, el gobierno federal aplicó la reforma sin contar con una base de infraestructura necesaria para comercializar los hidrocarburos: ductos óptimos, plantas de almacenamiento de combustible necesarias y estaciones de generación de electricidad que permitieran el libre flujo del capital en ese sector y la disminución de precios tan ansiada por los mexicanos.
De acuerdo con el mismo portal, los precios de la luz en el sector industrial y comercial en el país aumentaron el verano del año pasado entre 26.5 y 40.44 por ciento. Estos aumentos se traducen, junto con el aumento en el precio de las gasolinas, en el producto final que consume la población en el país.
Así que, según Somohano serán en tres años cuando apenas se vean reflejados en el bolsillo de los mexicanos, consumidores y empresarios por igual, los “beneficios” de la reina de las reformas estructuras de Peña, la energética.
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