El cuerpo de Benito Peralta Arias, dirigente de la comunidad de San Jerónimo Amanalco, en Texcoco, fue identificado y entregado a sus familiares; su desaparición fue reportada el 21 de febrero pasado tras haber denunciado la operación de un grupo organizado dedicado al robo de combustible o “huachicoleo” en su localidad.
La desaparición y muerte de Benito Pérez Arias parece no ser el único caso en el que un integrante de la comunidad organizada es encontrado muerto por su labor social y lucha por diversas causas. Según testimonios de vecinos, vertidos en el periódico La Jornada, el dirigente habría sido “levantado” cuando circulaba a bordo de su vehículo, después de haber sido interceptado por varios sujetos a bordo de un auto color rojo.
Benito Peralta era presidente del comité de seguridad de la comunidad indígena de San Jerónimo Amanalco, a unos 12 kilómetros de la cabecera municipal del Texcoco, aunque el cuerpo fue hallado el pasado 13 de marzo, la identificación de los restos llevó dos semanas.
Antes del hallazgo del cuerpo, integrantes del comité de seguridad y pobladores llevaron a cabo brigadas de búsqueda, además de cierres viales para exigir a las autoridades de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) realizar las investigaciones para dar con su paradero.
A inicios del año pasado, el activista indígena Samir Flores murió tras ser baleado en la puerta de su casa en el estado Morelos, luego de protestar contra un gasoducto que se abriría paso en su área; en enero de 2010, Homero Gómez, defensor de la mariposa monarca, fue encontrado muerto tras 16 días de búsqueda. México es un país en el que el trabajo de periodista o activista son vocaciones de alto riesgo.
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