Bolivia golpeada por la pandemia y la economía; vuelve a las urnas

Estos comicios sellarán el fin del gobierno transitorio de la derechista Jeanine Áñez, quien asumió cuando Morales renunció en noviembre

Los bolivianos eligen este domingo un nuevo presidente en los primeros comicios en dos décadas sin Evo Morales de candidato, aunque su figura alimentó la polarización en una tensa campaña marcada por la pandemia y el deterioro económico.

Hace exactamente un año más de siete millones de bolivianos votaron en una elección donde Morales, el primer mandatario indígena y de izquierdas, buscaba una tercera reelección. Pero acusaciones de fraude electoral, opositores en la calle y la pérdida de apoyo de los jefes militares, derivaron en su renuncia y abrió una crisis política.

El izquierdista Luis Arce, considero el artífice del «milagro económico» de Bolivia y «delfín de Evo», y el ex mandatario centrista Carlos Mesa (2003-2005) son los únicos entre siete candidatos con opciones de ganar, según sondeos.

Sin embargo, hay altas probabilidades de que la contienda se defina en un balotaje el 29 de noviembre.

«Bolivia necesita recuperar la senda de la estabilidad y el crecimiento económico con justicia social», dice Arce, responsable económico del gobierno de Morales (2006-2019).

Pero Mesa afirma que el éxito económico de Arce y Morales no fue «por mérito propio», sino gracias a los altos precios de las materias primas, y asegura que «el resultado fue palacios, aviones, lujos, despilfarro, corrupción”.

Estos comicios sellarán el fin del gobierno transitorio de la derechista Jeanine Áñez, quien asumió cuando Morales renunció en noviembre de 2019 al cabo de 14 años en el poder, en medio de fuertes protestas y enfrentamientos con la policía.

También será renovado íntegramente el Congreso , dominado por el Movimiento al Socialismo de Morales, quien está refugiado en Argentina desde hace 10 meses.

Morales ganó tres elecciones por holgada mayoría desde 2005, pero ahora debe conformarse con fungir de jefe de campaña de Arce desde Buenos Aires y en medio de la pandemia que forzó a los candidatos a limitar sus movimientos y una campaña a través de las redes sociales.

«Ha bajado» el nivel de las propuestas, dice a la AFP el analista Carlos Borth, en alusión a que los candidatos solo propusieron generalidades.

Bolivia es uno de los países más pobres de Sudamérica, a pesar de sus vastos recursos naturales, principalmente hidrocarburos y litio, y posee la mayor tasa de población indígena de América Latina.

– «Crisis muy seria» –

Bajo Morales, Bolivia elevó su Producto Interno Bruto de 9.500 millones de dólares anuales a 40.800 millones y redujo la pobreza de 60% al 37%, según datos oficiales. La nacionalización de los hidrocarburos en 2006 le dio abundantes recursos al Estado, lo que permitió mejorar la distribución del ingreso, pero los críticos de Morales dicen que no hizo reformas económicas estructurales que permitieran asegurar un crecimiento sostenido.

Ahora la situación económica cambió dramáticamente y quienquiera que sea el nuevo presidente enfrentará grandes restricciones financieras.

«Estamos muy cerca de una crisis económica seria», advierte a la AFP el economista Roberto Laserna, presidente de la Fundación Milenio.

En la arena internacional, los temas pendientes para el nuevo gobierno son la normalización de relaciones con Estados Unidos (no hay embajadores desde 2008). También mejorar los lazos con la vecina Argentina, deteriorados por el asilo a Morales.

Otro desafío es retomar la olvidada cruzada para recuperar una salida al mar, perdida en una guerra en 1879, luego del traspié sufrido hace dos años en la Corte de La Haya, que dictaminó que Chile no tenía obligación de negociar para darle un acceso al Pacífico a Bolivia.

– Contigo o sin ti, Evo –

Como en 2019, los rivales de Morales no lograron unirse en esta campaña, por lo que siete candidatos se lanzaron contra su delfín, entre ellos la propia Jeanine Áñez, que al final retiró su postulación.

Carlos Mesa, principal rival de Morales en 2019, ahora tiene la mejor opción de imponerse ante Arce.

Los sondeos ubican en tercer lugar al derechista Luis Fernando Camacho, un líder conservador que lideró las protestas que condujeron a la dimisión de Morales, pero no supo capitalizar su momento de gloria.

Otros cuatro candidatos llegan con menos apoyo a los comicios en que el Movimiento al Socialismo (MAS) de Arce y Morales pone en juego su mayoría en ambas cámaras del Congreso.

Más de 7,3 millones de ciudadanos están convocados a votar el domingo en centros de votación que abrirán entre las 08H00 locales (12H00 GMT) y las 17H00 (21h00 GMT). Los primeros resultados oficiales se conocerán unas tres horas después.

También votarán 340.000 bolivianos residentes en otros 30 países, principalmente en Argentina, España y Brasil.

La Constitución declara ganador en primera vuelta al candidato que obtiene mayoría absoluta o el 40% de los votos con 10 puntos de ventaja sobre el segundo. De lo contario, habrá balotaje.

Luis Arce, el delfín que busca reivindicar a Evo Morales

El izquierdista Luis Arce aspira a convertirse en presidente de Bolivia gracias al capital político construido durante décadas por su mentor, el exmandatario Evo Morales.

Arce despliega la bandera de la bonanza económica del gobierno de Morales (2006-2019), cuando él era ministro de Finanzas, y atribuye ese logro a la nacionalización de los hidrocarburos, en 2006.

El exmandatario indígena y leal amigo de Cuba y Venezuela afirma que su delfín es «garantía de la estabilidad, crecimiento económico y redistribución de riqueza».

Economista de 57 años, Arce estudió en la estatal Universidad Mayor de San Andrés en La Paz e hizo una maestría en la universidad británica de Warwick.

Trabajó 18 años en el Banco Central, donde ocupó diversos cargos, y fue ministro de Economía y Finanzas casi todo el periodo de Morales, con una pausa de 18 meses. Tiene un perfil más tecnócrata que político.

Carlos Mesa, un reincidente en la política boliviana

Quince años después, el expresidente Carlos Mesa está nuevamente a las puertas del poder en Bolivia como único candidato con opción de vencer en las urnas al izquierdista Luis Arce, reconocido como gestor del «milagro económico» durante el gobierno de Evo Morales (2006-2019).

Candidato centrista de Comunidad Ciudadana, este historiador y periodista de 67 años afirma que entró a la política con «la idea de estar en el centro de las cosas y trabajar para moverlas y cambiarlas».

Carlos Diego de Mesa Gisbert, nacido el 12 de agosto de 1953 en La Paz, es descendiente de una familia de Alcalá la Real (España) y era «outsider» en política hasta hace dos décadas, cuando se vio sumergido en el ojo de la tormenta.

Elegido vicepresidente en 2002, presentó su renuncia un año después mientras el presidente liberal Gonzalo Sánchez de Lozada reprimía una rebelión popular que se saldó con más de 60 muertos.

«Los muertos te van a enterrar», le reprochó entonces al gobernante, según evoca en su libro «Presidencia sitiada», en que recoge episodios de esa época.

Criticado por ser supuestamente pusilánime, Mesa sucedió luego a Sánchez de Lozada en la presidencia. Renunció dos veces -la primera fue rechazada por el Congreso- y se fue finalmente en 2005.

Su amigo Alfonso Gumucio, con quien comparte la pasión por la crítica cinematográfica, afirma que Mesa es «un hombre que reflexiona, quizás también un hombre que sueña».

En un papel escrito en 2008 para el lanzamiento de «Presidencia sitiada», Gumucio revela rasgos del exmandatario: «Es un hombre increíblemente metódico y sistemático, no solamente en su trabajo, sino en su vida cotidiana, capaz de registrar todos los goles del Bolívar o los detalles de cómo pilotear un DC-3».

«Si hay algo que se le puede reprochar a Carlos es su fundamentalismo en eso de no beber una gota de alcohol. Lo más cerca que llega a ello es a oler una copa de buen vino; incluso es capaz de aconsejar una cepa o una bodega de su predilección», agrega.

Quienes lo conocieron en su juventud lo recuerdan con barba y melena compitiendo en el programa de televisión «Premio del saber».

Años después, obtuvo el premio Rey de España, en 1994, y después el Premio Nacional de Periodismo en 2012.