Las lluvias apenas comienzan en el Estado de México y ya dejan ver las primeras consecuencias en uno de los centros neurálgicos del comercio en la capital mexiquense. La Central de Abasto de Toluca volvió a inundarse este fin de semana pasado, afectando la movilidad de vehículos y alejando a los compradores. Aunque no se han registrado pérdidas económicas directas por daños a la mercancía, los comerciantes acusan una afectación más silenciosa: la ausencia de clientes.
Tras una intensa precipitación del 31 de mayo, en el Valle de Toluca, varias naves del complejo quedaron parcialmente bajo el agua. La salida principal hacia la avenida López Portillo se convirtió en un estanque, donde camiones de carga y autos particulares quedaron inmovilizados, cubiertos hasta media llanta.
Una problemática de cada año
La escena se repite año tras año.
“Siempre hemos tenido estos problemas de inundación”, cuenta Maribel Martínez, quien tiene una dulcería en la central. “Yo llevo aquí trabajando como siete u ocho años y esto ha pasado cada temporada de lluvias”.
El fenómeno no es nuevo, pero sí persistente. Las autoridades, aseguran los locatarios, no han ofrecido apoyo estructural más allá de habilitar salidas alternas en los días críticos. Ni bombeo eficiente ni obras de drenaje. “A los negocios no nos apoyan. Tal vez a los vehículos, pero no a los que metemos mercancía”, reclama un comerciante de desechables, que prefiere no dar su nombre. Entre pliegos de papel higiénico húmedo y el olor penetrante de la humedad, sus pérdidas no se traducen en cifras, sino en esfuerzo físico y desgaste emocional.
Inundaciones dejan afectaciones económicas
Los comerciantes coinciden: las inundaciones no son una excepción, sino la norma en cada temporada de lluvias. Gabriela Galicia Pitia, vendedora en otra nave del complejo, explica que el impacto más fuerte no es por el agua en sí, sino por lo que provoca:
“Las cosas no se mojan tanto porque las guardamos, pero ya no hay gente, ya no hay ventas, no se puede pasar porque está inundado y pues ya no se puede vender”.
¿Cuándo inició la temporada de lluvias en Edomex?
La temporada de lluvias en el Estado de México comenzó oficialmente el 15 de mayo, con un pronóstico de precipitaciones superiores a la media, según Meteored. Aunque junio será el mes más crítico, las primeras tormentas ya ponen a prueba una infraestructura urbana debilitada. En el caso de la Central de Abasto, ubicada en una zona que no figura entre las más vulnerables del Atlas de Riesgos 2022–2024, el problema parece no ser geográfico sino de abandono.
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Una ciudad sin drenaje suficiente
En Toluca, las colonias con mayor riesgo de inundación están en delegaciones como San Pedro Totoltepec, San Pablo Autopan o Santiago Tlaxomulco. En ellas, los factores que provocan las anegaciones son conocidos: drenaje insuficiente, obstrucción de rejillas pluviales y el desbordamiento de ríos como el Verdiguel y el Lerma, muchas veces atascados por basura.
La Central de Abasto, sin embargo, no figura en la lista oficial de zonas vulnerables, lo que no impide que cada año el agua se acumule a falta de mantenimiento adecuado. “Aquí se queda el agua hasta que se va sola”, dice resignada Gabriela Galicia.

Mientras los comerciantes buscan formas de adaptarse –moviendo vehículos varados, envolviendo mercancías, improvisando diques con bolsas–, los clientes se alejan. Las ventas caen, no porque no haya productos, sino porque el entorno es inhóspito. Y así, sin cifras contundentes, pero con las puertas semivacías, se acumula un tipo distinto de pérdida: la de la confianza de quienes, por unas semanas o por toda la temporada, prefieren no volver.

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