Abuso y acoso laboral: la dura realidad de residentes del Centro Médico López Mateos

En su lucha por obtener justicia, Walter ha enviado cartas a instancias internacionales, así como a la Comisión de Derechos Humanos de Guanajuato y del Edomex
julio 12, 2024
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Su sueño siempre fue ser médico. “Desde mi adolescencia me he sentido fascinado por la medicina, especialmente por todo aquello relacionado con el sistema nervioso. Considero que el cerebro es el órgano más bello, misterioso y fascinante del cuerpo humano, pues cada centímetro de él tiene una función específica, capaz de controlar y orquestar el equilibrio en el resto del organismo”, con estas palabras el joven médico Walter Orlando Herrera Santoyo manifestó en una carta su deseo de cursar la subespecialidad de neurocirugía en el Centro Médico Adolfo López Mateos, donde su vida daría un giro inesperado, que lo orilló a intentar terminar con su vida y con la ilusión rota de concluir su preparación profesional en este hospital del gobierno mexiquense.

Walter creció en Celaya, donde se destacó en sus estudios desde temprana edad. Fue el mejor promedio de su clase, participó en diversos certámenes e incluso incursionó en la literatura, pero la medicina siempre fue su vocación. En 2022, se mudó a Toluca para terminar de cumplir su sueño.

En la carta que Walter envió el 7 de octubre de 2021 a Miguel Ángel Vaca Ruiz, entonces profesor titular de Neurocirugía del Centro Médico Adolfo López, en Toluca, el joven exponía su pasión por esta rama de la medicina y refería que había realizado su internado en el Hospital General de Celaya, su ciudad natal, y desde donde viajó al conseguir una respuesta satisfactoria para ser residente en el Centro Médico López Mateos.

La esperanza rota

En entrevista para AD Noticias, relató que a una semana de iniciar esta etapa profesional comenzó el conflicto con sus compañeros y con médicos titulares de cada área de ese centro médico, entre ellos su director, Héctor Izquierdo Sedano, y los doctores Carlos Alberto Tavera Obando, Abraham Tafur Grandet y Rocío Rangel Gómez.

De acuerdo con su testimonio, las cosas comenzaron a dificultarse cuando se supo que es portador del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), por lo tanto, fue objeto de comportamientos discriminatorios, que se sumaban a las extenuantes jornadas que un residente debe cumplir.

«Me manda llamar el doctor Miguel Ángel y me dice que habló con Derechos Humanos, con un abogado y con Enseñanza Estatal. Me dice que lo mejor es que yo me vaya de la residencia porque soy un peligro para los pacientes. Yo no me quiero ir, deseo continuar con la residencia y no voy a renunciar», relató.

La violencia y acoso laboral

Las jornadas eran extenuantes y los comportamientos discriminatorios de los residentes de más jerarquía no tardaron en aparecer, incluso los más severos eran de Vaca Ruiz.

«Ahora todo el hospital va a estar enterado y si se entera algún paciente nos pueden demandar. No puedes acercarte a los pacientes, no puedes tocarlos, no puedes realizar ningún procedimiento. Solo te dejan en la oficina con documentación».

El joven médico se sintió revictimizado y comenzó a tener problemas psicológicos que agravaron su cuadro de depresión, incluso recuerda cómo el hostigamiento llegó a las puertas de su casa, ya que en el mismo edificio en el que vivía, también rentaba uno de los residentes de más grado, que lo acosaba, le ponía apodos y trataba de intimidarlo. «Recaigo, me siento mal. Yo ya había superado ciertos estigmas, pero al momento en que él me vuelve a revictimizar, tengo que volver a tomar tratamiento psiquiátrico y psicológico. La psiquiatra me dijo que lo que estaban haciendo no era normal ni tenía sustento científico».

La situación empeoró

«Noto un cambio en los residentes hacia mí, se empiezan a burlar, me ponen apodos, me dejan encargos que desaparecen mágicamente. Ya no dormía, no me permitían comer, no me dejaban tomar mis medicamentos. La residencia es una habitación para dormir durante las guardias, pero me decían que no podía entrar, que ‘los perros’ no teníamos derecho. Si entraba por mis medicamentos o comida, se molestaban y castigaban a los residentes superiores y ellos a mí».

En los grupos de WhatsApp, las amenazas eran constantes. «Cuando regreses va a ser peor, no van a recibir castigos por mi culpa. Me tachaban de menso, decían que no sabía nada».

El acoso llegó a tal punto que el doctor Carlos Alberto Tavera Obando comentó que la residencia de neurocirugía era para hombres. «Tenía que estar ahí solo si era un hombre», decía, dirigiéndose a Walter.

La renuncia obligada

De acuerdo con el testimonio, él fue obligado a firmar su renuncia, pues las amenazas y la presión habían minado su ánimo: «Me siento como forzado y es como si me hubieran puesto una pistola en la cabeza porque digo, no, no quiero regresar a esta forma porque me da miedo de qué es lo que me vaya a pasar».

Durante los meses que duró su residencia, Walter también firmó una carta de consentimiento informado para autorización de información a terceros sobre su estatus de VIH, toda esta situación le causó una profunda depresión y estuvo ocho días en el hospital tras un intento de suicidio.

En su lucha por obtener justicia y cumplir su anhelo de ser neurocirujano, Walter ha enviado cartas a instancias internacionales, así como a la Comisión de Derechos Humanos de Guanajuato y del Estado de México, además de haber levantado una denuncia en la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), solicitando la anulación de su renuncia coaccionada y su restitución en la residencia. «Quiero recuperar el tiempo perdido», dice con determinación.

Su caso es un llamado a garantizar que los médicos residentes no enfrenten condiciones adversas a su preparación y puedan desempeñar su labor en condiciones dignas y justas.

El papel de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM)

En cumplimiento a esta denuncia, el visitador General Sede Toluca, de la CODHEM, Erick Ismael Lara Cuellar, solicitó información a las autoridades de este hospital, el 3 de junio de 2022, por presuntas violaciones a los derechos humanos.

Como resultado:

  • El reporte dice que el director Héctor Izquierdo Sedano no tuvo relación con los hechos motivo de la queja.
  • Que en ningún momento se limitaron las actividades del médico residente de primer año.
  • Que el director tuvo conocimiento de esta queja el 31 de mayo de 2022, sin embargo, la renuncia fue el 15 de abril anterior.
  • Que no fueron necesarias acciones o medidas cautelares

Las acciones de la CODHEM

  • Envió un oficio a los directores, subdirectores médicos, subdirectores de enfermería y jefes de unidad para que tomaran el curso «no a la discriminación y todo lo que debemos saber sobre el acoso laboral»
  • Exhortó al personal a tener un comportamiento apegado al código de ética de la ley federal para prevenir y eliminar la discriminación.
  • Se realizó una reunión con personal de CAPACITS Toluca para generar una política interna relacionada con el personal portador de VIH.

¿Y qué dicen los doctores señalados?

  • El informe dice que en respuesta a esta queja, el doctor Miguel Ángel Vaca Ruiz no ejerció actos de discriminación ni de exclusión.
  • Que el personal médico no soslayó que Walter Herrera practicara neurocirugía.
  • Que el exalumno renunció a la plaza de médico residente de forma voluntaria.
  • Que no comentó que padeciera depresión durante el proceso de selección, incluso presentó certificado de salud en el que se le refiere como sano.
  • Que en la valoración psicológica del hospital se menciona que tiene el diagnóstico de depresión y recibe tratamiento médico, aun con ese diagnóstico fue ocupado en la residencia.

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