El control del PRI en el Estado de México lo tiene “Alito” Moreno, nadie más. Reelecto en la dirigencia nacional, como seguramente sucederá, él decidirá quién queda al frente del Comité Directivo Estatal mexiquense. Las probabilidades de que Ana Lilia permanezca son las más altas, aunque Cristina Ruiz también está en el imaginario. Como principal fuerza de oposición en el Edomex, el PRI debe recomponerse y rápido.
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La versión postelectoral del PAN en el Estado de México es la de un opositor descafeinado. El corrimiento político hacia la prudencia, la ponderación, acaricia el vértice colaboracionista. No es lo que dice, sino lo que hace. El PAN parece hoy estar más cerca de las posiciones del gobierno que de su socio, el PRI. Si hay alguna duda, quedará disipada en las votaciones de la siguiente Legislatura. Lo que se mantiene como enigma es si lo hace por convicción o necesidad vital.
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El tema dominante en la conversación política local es la presunta confrontación entre Higinio Martínez y Horacio Duarte. Diputados y alcaldes electos de “Juntos Sigamos Haciendo Historia en el Estado de México” hablan con soltura de cómo el senador y el secretario general de Gobierno supuestamente se han distanciado. A Higinio le ha costado mucho trabajo digerir el crecimiento político de Horacio y empieza a verlo como un adversario político más que como compañero de causa. Ambos son aspirantes naturales para suceder en 2029 a la maestra Delfina, y eso los distancia, argumentan. Podrá ser intriga o banal barullo, pero se habla en todas las mesas.
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Fea manera la del magistrado Ricardo Sodi de llegar al final de su presidencia en el Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado de México, arrastrando la cobija y casi apestado. Colocarse del lado de quienes se oponen a la reforma judicial fue la última vuelta en la mortaja. Lo peor para él es que sus yerros y gazapos son magnificados por el pésimo manejo de imagen de su equipo de comunicación. Parecía imposible que Martha Valdespino pudiera hacer un peor trabajo con Sodi que con Sergio Medina Peñaloza… pero ¡lo logró!
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Juan Maccise no es un alcalde brillante, pero su comportamiento en ejercicio del poder ha sido el de un hombre decente. Rara avis en la clase política priista. Si se compara a Juan con sus antecesores, podría reconocérsele como una lumbrera, ciertamente no por atributos propios sino por los defectos ajenos. En tierra de ciegos el tuerto es rey. Siempre será mejor un Juan Maccise que un Raymundo Martínez o un Juan Rodolfo.

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