Laura Benhumea, una de las seis aspirantes a la rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), cuestionó la cultura de obediencia que predomina en el Consejo Universitario, el órgano encargado de elegir a la próxima persona titular del cargo.
“Hay una tradición muy arraigada de respeto hacia la figura del rector. Pero ese respeto se ha convertido en una línea única que impide expresar diferencias. Esto ha dificultado que seamos claros en cómo disentir sin ser señalados”, afirmó en entrevista con AD Noticias.

Benhumea, quien formó parte de este consejo cuando fungía como directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, señaló que, aunque el Consejo se presenta como un órgano institucional y sereno, eso no debería traducirse en una aprobación automática de todas las decisiones. “No se trata de decir que sí a todo”, subrayó.
Pese a que el Consejo Universitario tiene la última palabra en la designación de la próxima rectoría, dentro y fuera de la universidad se especula que el rector en funciones, así como todos los anteriores, influye directamente en la elección de su sucesor.
“Algo se rompió”: el distanciamiento con el rector
Benhumea también reveló que su relación con el actual rector, Carlos Eduardo Barrera Díaz, se rompió desde que anunció su intención de competir. “Desde que comenzó el proceso no hemos tenido diálogo. Solo intercambiamos un mensaje antes de que me dieran el registro”, contó.
En ese mensaje, el rector le confirmó la recepción de su constancia y le recomendó mantener la calma. La académica dijo haber percibido un ambiente tenso ese día, aunque expresó confianza en la institución y en la transparencia del proceso.

Carlos Eduardo Barrera Díaz, además de ser rector, preside la Comisión Especial Electoral, que conduce el proceso. El pasado 6 de marzo, este órgano le negó el registro como candidata. Tras obtener un amparo judicial, la comisión volvió a rechazarla. Fue hasta que un juez advirtió que multaría al Consejo con más de 13 mil pesos por desacato, que se le concedió el registro.
“Anuncié mi candidatura y comenzaron las auditorías”
Benhumea también denunció haber sido objeto de presión institucional. Asegura que la persecución comenzó desde que anunció su candidatura. “Creo que el objetivo de estas auditorías era sancionarme para impedir mi participación”, dijo.
Según relató, la presión provino de la Dirección General de Evaluación y Control de la Gestión, área que depende directamente de la Rectoría. La primera auditoría, en septiembre, derivó en un intento de sanción. En diciembre llegó una segunda notificación por un supuesto retraso en un pago, aunque la académica sostiene que cumplió con los plazos. En ambos casos, recurrió a amparos y los jueces fallaron a su favor.
“Se ha demostrado que no tengo responsabilidad alguna”, concluyó.

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