Olvidamos que el ciclo del agua
y el ciclo de la vida son uno mismo.
Jacques Y. Cousteau
Toluca, México; 22 de julio de 2019. En los últimos años, la calidad del agua está afectada por la infiltración de agua residual de las poblaciones; numerosos asentamientos irregulares descargan agua usada directamente en los canales, zanjas y ríos, esta agua, sin tratar, contiene nutrientes de fertilización que pueden ser buenos para el suelo pero no para el consumo humano.
El abasto de agua proviene principalmente del agua subterránea que se extrae de los diferentes pozos, sin embargo, Verónica Martínez Miranda –profesora investigadora del Instituto Interamericano de Tecnología y Ciencias del Agua– explica que actualmente la calidad físico química del agua ha disminuido provocando que ésta contenga nutrientes, así como arsénico y metales pesados, además de carencia de calcio y magnesio que los retenga, situación que a su vez provoca corrosión que causa problemas en las infraestructuras hidráulicas generando nuevos problemas de calidad y cantidad, y aumento en los costos de operación y mantenimiento.
Aunque en el artículo 73 de la Ley del Agua para el Estado de México y Municipios, se menciona que es
“obligación de los desarrolladores de vivienda, constructores o propietarios de conjuntos habitacionales, industriales o de servicios, la construcción de sus redes de distribución y sistemas de drenaje y alcantarillado de conformidad con la normatividad en la materia, así como la conexión de las mismas a la infraestructura hidráulica municipal […] es obligatorio el tratamiento de aguas residuales y, en su caso, pozos de absorción para el agua pluvial que cumplan con lo previsto en los ordenamientos federales y estatales”, la investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de México menciona que “desafortunadamente, nuestra legislación está sumamente holgada y permite cualquier tipo de descarga; altas cargas orgánicas que no están reguladas”.
Adicionalmente, las autoridades no han puesto atención en el tema porque los niveles de elementos que se encuentran en el agua están aún dentro de la norma mexicana, la cual supera por mucho el canon internacional del cual ya se está afuera; por ejemplo, en el caso del arsénico la norma internacional señala en 0.01 y 0.025 para la norma mexicana.
Una solución a mediano plazo
El trabajo de cuidado de la calidad de agua que las doctoras Verónica Martínez Miranda e Ivonne Linares Hernández realizan es una solución a mediano plazo: colocación de barreras con cascarón de huevo, oxido de magnesio, oxido de calcio o calidra, esto es una barrera química con la que se alcaliniza y protege el pozo.
¿Por qué cascarón de huevo? Porque tiene entre 7 y 17 mil poros que permiten la absorción de metales pesados y materia orgánica que va a precipitarse con el calcio y magnesio, ayudando a detener los productos de la degradación de la materia organiza que hay en el agua residual.
Como muestra de lo que sucede, el pozo ubicado en San Cayetano, que abastece el campus universitario, ha sido afectado por las aguas residuales que se descargan de las casas de los ejidos de San Marcos y Lerdo de Tejada.
En este pozo, las doctoras colocaron la barrera de cascarón de huevo, óxido de magnesio y óxido de calcio, ellas monitorean sistemáticamente la calidad del agua, aunque el muestreo principal se realizará en noviembre durante la recarga del acuífero.
Con esta técnica se han trabajado cuatro pozos en Lerma y con ella se logra la recuperación físico-química del agua en un 80 por ciento.
Para Verónica Martínez, los manantiales tendrían que ser prácticamente santuarios, la calidad del agua es una necesidad, “nosotros estamos trabajando para rescatar la calidad el agua de los pozos, imagínate qué trabajo de protección tan grande se tendría que hacer para los manantiales.”
