En lo que va de 2017 ha repuntado en el país el robo de celulares con un crecimiento del 500% con respecto a los últimos seis años.
El director de la Asociación Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) , Gabriel Székely, reveló que para 2012 este delito contabilizó 156 mil casos; tres años después, en 2015 la cifra aumentó a 600 mil y 900 mil en 2016.
Para lo que va de 2017 podría superarse el millón de aparatos celulares sustraídos.
Para la Anatel, así como el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México (CCCMX) y el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) este delito es fomentado como resultado de la alta demanda de usuarios por comprar celulares en establecimientos informales y puntos de venta como casas de empeño o tianguis en que se pueden conseguir estos equipos a precios mucho más bajos de los establecidos en tiendas oficiales.
De acuerdo con representantes de los tres organismos “el artículo más robado es el teléfono celular”, muy por encima del robo de dinero en efectivo, vehículos o tarjetas como consecuencia de la facilidad para poder comercializar con estos aparatos electrónicos.
Responsabilizan a la falta de rigor en las leyes mexicanas para castigar este delito pues, aseguran, hace más fácil “mover” el producto pues se comercializa incluso sin ningún tipo de papel o documento que acredite como propietario a quien lo adquiera.
Luis Weterman, presidente del CCCDX instó a las casas de empeño del país a no recibir telefonía celular si previamente no se les entrega facturas de compra del equipo mientras que su homólogo de la ONC, Francisco Rivas urgió a las autoridades a cerrar los punto de venta de mercadeos ilegales pues podría tratarse en su mayoría de celulares robados.
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