En el Estado de México (Edomex) el crimen organizado ha logrado infiltrarse en distintos niveles de gobierno, y el más recurrente es el nivel de la policía municipal, especialmente en el sur de la entidad. Así lo señaló Raúl Horacio Arenas Valdés, investigador y profesor de tiempo completo en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma del Estado de México, en entrevista con AD Noticias.
Según Arenas Valdés, factores como los bajos salarios, la falta de preparación y, en algunos casos, la falta de ética o el contexto en el que viven las o los elementos, han facilitado la penetración de la delincuencia en el ámbito gubernamental.
“Aquí lo que persigue un elemento de la policía es una mejor paga, no quiero decir que todos los elementos de seguridad pública tengan o presenten esa situación. Yo veo que gobiernos de cualquier partido político han tenido personas que se infiltran y eso lo hemos visto desde hace muchos años”, externó.

Los cárteles dominantes
El especialista destacó que los grupos criminales con mayor presencia en la región sur mexiquense y en gran parte del Edomex son La Familia Michoacana y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Estos grupos tienen influencia en cuerpos de diversos municipios.
“En el sur del Estado de México están los municipios donde hay mayor infiltración del crimen organizado, ya que por muchas cuestiones la autoridad no puede llegar. Sí, hay un control por parte de la Fiscalía General de la República que ha tratado de controlar todas estas situaciones para evitar que vaya a la alza la delincuencia, que se infiltre o que puedan cooptar a los elementos de seguridad pública, pero sí es en el sur del estado”, expuso.
Tentaciones económicas
Arenas Valdés subrayó que las condiciones económicas precarias de los policías municipales, que son los que tienen mayor contacto con la ciudadanía, los hacen más vulnerables a las ofertas del crimen organizado.
Refirió que actualmente un elemento operativo en funciones de patrullaje o a pies puede llegar a ganar entre 15 mil y 16 mil pesos mensuales, dependiendo del municipio en el que trabaje, ya que no es lo mismo laborar en Toluca que en San Antonio La Isla.
«Los elementos de la policía municipal son los que menos ganan en comparación con sus pares estatales y federales. Esto los lleva a buscar ingresos adicionales, lo que en muchos casos los hace caer en la tentación de colaborar con el crimen organizado. Lo que les ofrecerían los delincuentes sería algo atractivo, no sabría exactamente cuánto”, indicó el investigador.
Fallas en las políticas de seguridad
Arenas también comentó las estrategias de seguridad pública implementadas desde la reforma de 1994 en la Constitución, argumentando que no son eficaces para combatir la infiltración del crimen organizado en las fuerzas de seguridad.
«Aunque se han creado múltiples instituciones y fuerzas de seguridad, como la Gendarmería y la Guardia Nacional, no existe un sistema eficaz de evaluación de las políticas públicas que permita revisar y ajustar los planes de seguridad para reducir los índices delictivos», afirmó.
Corrupción e impunidad
Otro aspecto que preocupa a Arenas Valdés es la corrupción dentro de los cuerpos policiales y la impunidad que esta genera, pues dijo que existe una cultura de la no denuncia y factores como la corrupción policial cooptada por el crimen organizado contribuyen a que muchos delitos queden sin castigo.
El panorama para el especialista es alarmante: la infiltración del crimen organizado en los cuerpos de seguridad municipales es un problema que requiere de una revisión profunda y de la implementación de políticas públicas más eficaces, con sistemas de evaluación que aseguren su efectividad, además de brindar mejores condiciones laborales, salariales y de capacitación a los policías.
Sin embargo, el investigador reconoce que no existe una «varita mágica» para solucionar el problema, pero enfatizó la necesidad de una mayor participación ciudadana y la profesionalización de los cuerpos de seguridad.

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