Con esta entrega, cerramos el año de Expediente Edomex. No como quien apaga la luz por cansancio, sino como quien ordena el archivo, limpia la mesa y deja señalados los rumbos de la discusión que viene. Esta columna nació con un interés único y deliberado: aportar un punto de vista informado sobre asuntos de interés público, sumar a la conversación colectiva y pensar el Estado de México desde la estructura, no desde la consigna ni el ruido.
El 2026 no será un año épico. Será un año decisivo. De esos que no hacen estruendo inmediato, pero condicionan todo lo que sigue.
El Edomex entra a 2026 con una paradoja que lo define: es demasiado grande para fallar en silencio y demasiado complejo para resolverse con atajos. Con casi 18 millones de habitantes, la segunda economía del país y el mercado de consumo más grande de México, cualquier decisión pública aquí escala. No hay política local. Todo es sistémico.
Por eso, 2026 se entiende mejor como año de tensión administrada: obra pública, reformas sensibles, reacomodos institucionales y, de fondo, la sombra inevitable del 2027.
Economía: crecer no basta

Los indicadores muestran crecimiento, sí. Pero también revelan fragilidad. La actividad avanza sostenida por comercio y logística, mientras manufactura y construcción se mueven con cautela. El empleo existe, pero la informalidad sigue siendo el piso real de más de la mitad de la población ocupada.
El dato incómodo es otro: se pierden patrones, sobre todo, micro y pequeños empresarios. Es la señal clásica de economías que resisten… hasta que dejan de hacerlo. En 2026, el desafío económico no será atraer titulares de inversión, sino evitar la descapitalización silenciosa del tejido productivo local.
Lo social: trabajo sí, estabilidad no
El Edomex trabaja. Mucho. Pero trabaja mal pagado, inestable y lejos de casa. El empleo no siempre compra tranquilidad. La informalidad no es una anomalía: es el sistema. Y sobre ese sistema se montan los conflictos cotidianos de 2026: transporte, tarifas, servicios públicos, seguridad, agua.
Aquí la política pública no se mide en discursos, sino en minutos de traslado, en calles transitables, en clínicas que funcionan y en transporte que no exprime al usuario. Todo lo demás es retórica.
Movilidad: gobernar el tiempo de la gente

Si algo marcará el pulso de 2026 será la movilidad. El cierre del Tren Interurbano hasta Observatorio, la operación del tren al AIFA, el Mexibús en el Valle de Toluca y los avances del Plan Oriente no son solo obras: son instrumentos de gobernabilidad.
Cuando la movilidad funciona, baja la presión social. Cuando falla, se vuelve símbolo de promesa incumplida. El 2026 no juzgará el listón, sino la operación diaria. La pregunta ciudadana será simple y brutal: ¿me ahorra tiempo o me lo roba?
Gobernabilidad: el arte de que no se rompa

El Gobierno enfrentará una prueba menos visible pero más exigente: gestionar conflictos inevitables sin convertirlos en crisis. La reforma universitaria, el futuro del ISSEMYM, la discusión electoral y la renovación de órganos clave no son asuntos técnicos; son disputas de poder, expectativas y derechos.
La gobernabilidad en 2026 no se gana con imposición, sino con pedagogía pública: explicar, negociar, calendarizar y, sobre todo, no sorprender. El Edomex ya no tolera reformas en la madrugada.
Gobernanza: coordinar lo inconciliable
Gobernar el Edomex es gobernar una constelación: federación, estado, 125 municipios, sindicatos, universidades, empresarios, organizaciones sociales y, también, actores ilegales. La gobernanza se medirá por la capacidad de coordinar sin anular, de ordenar sin centralizarlo todo.
Las señales estarán ahí: mesas públicas con metas verificables, transparencia en contratos, coordinación real con municipios y una administración del conflicto que privilegie el acuerdo antes que el comunicado.
Demografía: la presión que no espera
La población no se detiene mientras la política discute. El Edomex envejece, se expande y se densifica al mismo tiempo. Eso presiona pensiones, salud, transporte y vivienda. El ISSEMYM no es un problema sectorial: es una bomba demográfica-financiera. Postergarlo ya no es opción. En 2026, la pregunta no será si se reforma, sino cómo y con qué costos sociales.
Electoral: el 2027 ya gobierna el 2026

Aunque no haya elección ese año, todo en 2026 se hará pensando en 2027: la obra, el gasto, los silencios, las alianzas. La eventual reforma electoral y el debate sobre el futuro de los institutos locales no son neutrales; tocan la legitimidad del proceso que viene.
Cambiar reglas en la antesala siempre es delicado. Hacerlo sin consenso es peligroso. El Edomex, por su tamaño, no puede darse el lujo de una elección mal organizada.
Cultural: identidad en disputa
Hay algo más sutil, pero igual de importante: la narrativa. El Edomex ya no se asume como periferia pasiva. Es el corazón demográfico del país. El Mundial, la obra pública y el debate político harán visible una pregunta de fondo: ¿quién se beneficia del desarrollo y quién solo absorbe el costo?
La cultura política del mexiquense es hoy más exigente. No compra el “así es” del viejo régimen, pero tampoco acepta el “confía” sin resultados.
Cerrar para abrir
Con esta entrega, cerramos el año de Expediente Edomex. No para clausurar la discusión, sino para afinarla. El 2026 será un año de decisiones que no siempre se verán espectaculares, pero que definirán el rumbo. Si se gobierna con coordinación, el conflicto se administra. Si se gobierna con inercia, 2026 será el ensayo general del choque.
Ese es el punto de vista que aquí dejamos. No para imponerlo. Para discutirlo.
Nota editorial
Expediente Edomex tomará una pausa editorial para ordenar información, afinar hipótesis y seguir observando con calma lo que viene. Regresamos el lunes 19 de enero, con el mismo propósito que animó esta columna desde su inicio: pensar los asuntos de interés público del Edomex con rigor, contexto y sentido crítico, y aportar a la discusión colectiva sin estridencias ni consignas.
El debate continúa. Solo tomamos aire.

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