Un magistrado en particular, de los casi 60 del Poder Judicial del Estado de México, destaca y no precisamente de forma positiva. Se trata de Marco Antonio Nava y Navas, a quien sus propios compañeros cuestionan porque, como en el extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, encarna una rara e ilegal dualidad: ser al mismo tiempo juzgador y litigante. Por las mañanas despacha los asuntos que corresponden a su sala y por la tarde los casos que lleva en su despacho. Claro conflicto de intereses del que todo mundo sabía, pero hasta ahora trasciende a lo público.
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Nava y Navas, quien en su cartera de clientes tiene entre otros al exgobernador Arturo Montiel, termina el próximo año su período junto con otros 14 magistrados —la generación del 2010—, quizá por ello no le preocupa mucho lo que se diga sobre él. El grupo de magistrados que pasan al retiro a partir de junio del 2025 lo integran: Ricardo Sodi, Vicente Guadarrama —recién renunciado—, Víctor Manuel Vega Gómez, Everardo Shain Salgado, Sergio Valls Esponda, Lucía Núñez Aguilar, Marco Antonio Nava y Navas, Raúl Romero Ortega, Elizabeth Rodríguez Cañedo, Sergio Castillo Miranda, Raymundo García Hernández, Gladis Delgado Silva, Alejandro Jaramillo Salgado, María Cristina Miranda Cruz y Mauricio Moreno.
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Todos los magistrados que pasarán a retiro se irán a sus casas muy contentos con los bolsillos repletos de dinero. En el Poder Judicial del Estado de México son muy generosos con los recursos públicos para dar la despedida a sus integrantes. Cada uno de los hombres y mujeres que colgarán la toga se llevará un mínimo promedio de 3 millones de pesos. Necesidad de trabajar no tendrán jamás en sus vidas.
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Algo huele mal alrededor de la desaparición de una adolescente rusa en Toluca, que se ha mediatizado. La versión de secuestro de la madre adoptiva choca con las investigaciones de la Fiscalía que hablan de una fuga, de huida por abuso sexual. La historia es terrible y deberá ser contada con toda responsabilidad para no revictimizar ni acusar sin pruebas. La versión del DIF, institución involucrada, es urgente e indispensable.
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A los no iniciados, el nombre de Rafael Estrada Cano dice muy poco o nada. De hecho, en la sociedad política mexiquense es una novedad. Eso, por supuesto, es bueno. Un dato para documentar más sobre él: es padre de la joven diputada morenista por el Distrito XXIV de Ciudad Nezahualcóyotl, Susana Estrada Rojas.
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