Diablura Ediciones, ni independiente, ni gubernametal, autónoma

Por Félix Morriña “Hace siete años que la editorial Diablura Ediciones nació en Toluca, capital del Estado de México, destacándose desde entonces, como un proyecto autónomo, que no independiente, ni mucho menos gubernamental”, así calificó enfático el poeta Jorge Manuel Herrera, director general de este proyecto, el cual aún no se le puede llamar empresa […]

Por Félix Morriña

“Hace siete años que la editorial Diablura Ediciones nació en Toluca, capital del Estado de México, destacándose desde entonces, como un proyecto autónomo, que no independiente, ni mucho menos gubernamental”, así calificó enfático el poeta Jorge Manuel Herrera, director general de este proyecto, el cual aún no se le puede llamar empresa en el sentido estricto de la palabra, porque hay más gastos y pocos o nulos ingresos.

Sin el afán de menospreciar las otras formas institucionales oficiales de promover la literatura, la lectura, la creación de nuevos públicos y talentos, Diablura Ediciones hace todo lo contrario a las ortodoxas instituciones, se va hasta lo más bajo, en lo más profundo del Río Verdigel para darle voz, presencia y publicaciones a todos aquellos que cumplan con su perfil literario, el cual de paso está mencionar, radica en promover la libertad creativa con talento, juzgado y avalado por un Consejo Editorial, siguiendo los cánones de todo proyecto serio e “in crescendo”. El Consejo Editorial está integrado por tres autores en cada ramo, es decir, poesía y narrativa.

¡De ahí su eslogan: “Hacemos libros, libres somos”!

[jprel]

“Diablura Ediciones surge con el propósito de promover y exhibir libros producidos por escritores y poetas con oficio verdadero en el ámbito local, nacional y latinoamericano. Nuestros libros cuentan con una belleza física excepcional y su contenido es un referente actual en nuestra cultura. Hasta este momento tenemos seis colecciones, sumando más de 50 títulos entre poesía, cuento, novela y una colección infantil, lo cual es la nueva aportación”, señaló el creador de esta editorial, cuyo nombre es en honor literario a su amor por los Diablos Rojos del Toluca, el otrora afamado campeón del fútbol soccer mexicano, hoy por los suelos.

Para muchos jóvenes literatos, Diablura Ediciones viene siendo el “underground literario” del talento toluqueño y de allende sus fronteras municipales y estatales, para otros, un proyecto que en términos empresariales sería un fracaso; otro tanto, se sorprende de cómo han nadado a contracorriente, sin mayor satisfacción que el dejar huella en el universo creativo del altiplano mexiquense; pero nadie juzga su quehacer único en estas latitudes, porque nadie se arriesga de esa forma, tirándose, literal, al vacío.

Diablura Ediciones ha sobrevivido a los embates macro y microeconómicos, aferrándose a hacer las cosas a su modo, que de paso lo hacen muy bien para el nivel en que están. Para Jorge Manuel Herrera, la diferencia entre ser autónoma e independiente una editorial, radica en la manera en qué procede cada una para con las instituciones gubernamentales, en la que las editoriales independientes buscan la gestión de recursos para conseguir becas o subsidios, pero a cambio de no tener la libertad creativa completa. El autónomo se comporta orgulloso, por no proceder de esa manera, se busca la vida a su manera, a trompadas, a resbalones, a caídas, lesiones y de nuevo a levantarse y seguir, continuar la pelea.

 

LAS COLECCIONES

La Colección SantoInfierno (sic) contempla escritores nacionales, entre los que están los poetas José Agustín Solórzano con “Alguien ha salido a buscarme”; Jesús Bartolo con “Calle Agustín Ramírez”; José Falconi, “XXI Sonetos”; Mario Islassáinz y su “Llo-viéndote” y el propio Jorge Manuel Herrera con “Sueño con una mujer inasible”.

La Colección Arca de Diablos está compuesta por escritores del Valle de Toluca, entre los que destacan la poesía de Pedro Salvador Ale con “Libertad condicional”; la aportación poética punk de Cecilia Juárez en “No te desanimes, mátate”; la actitud-aptitud hardcore de Alonso Guzmán en la novela “Los geranios y la nieve” y la poesía de Heber Quijano en “Esfinges de hojarasca”.

La Colección Diablada está integrada por escritores latinoamericanos, entre los que se mencionan la poesía de la argentina Pecas Soriano en “La memoria de las alas”; el costarricense Carlos Manuela Villalobos con “Trances de la herida”; la argentina Mariana Vacs con “Nadie muere en su sueño” y el colombiano Diego Quiroz Vélez con “Llegar a puerto”.

La Colección Troje de Diablos se compone de escritores michoacanos, cuyos libros han salido en coedición con la Sociedad de Escritores Michoacanos. En esta colección están Mario Chávez Campos con la novela “Batalla perdida”; los siguientes tres son poesía: Roberto Jáuregui con “En los bordes del silencio”; Adrián González Camargo con “Todavía es mañana” y Livier Fernández Topete con “Frente al desierto”.

La Colección Diablo Mayor es el referente de la literatura latinoamericana, como el recién fallecido literato panameño Roberto “El Gordo” Fernández Iglesias con el poemario “Todos los obreros eran valientes y los burgueses hijueputas” y la narrativa de Pedro Arturo Reino Garcés en “Americanidades”.

La Colección Pingos es para la literatura infantil y hasta ahora tienen la obra “Retuécanos y garabatos” con texto de Alicia Romo e ilustraciones de Cindy Gómez.

 

“LA FILEM HA SUPERADO SUS ERRORES”

Al preguntarle ex profeso al editor y poeta Jorge Manuel Herrera sobre su opinión de la situación que se vivieron en las cuatro ediciones pasadas de la Feria Internacional del Libro del Estado de México (FILEM), qué espera de esta quinta edición, segunda a efectuarse de manera continua en el Centro Cultural Toluca (CCT) del viernes 27 de septiembre al domingo 6 de octubre, de 10 a 20 horas, con entrada libre.

“La FILEM ha superado sus errores, los cuales no rayan en la novatez y a cambio ha ganado experiencia. Diablura Ediciones agradece la invitación ex profeso de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) para participar en las cuatro ediciones pasadas, en especial a Jorge Robles, por estar al frente de la FILEM. Para este año estamos en pláticas con las instancias participantes: Secretaría de Cultura. UAEM y el gobierno municipal. La FILEM ha subsanado cosas, ha corregido a tiempo y eso abona a su crecimiento y posible posicionamiento a nivel nacional. Año con año, todos los editores que vienen a Toluca piensan en que esto está mejorando poco a poco. Confío en que todo saldrá bien, mejor”.

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