Disminuyen tamaño de las ofrendas pero no la fe

Por: Ysabela García Jilotepec, Estado de México; 3 de noviembre de 2019.- Cientos de familias acudieron este sábado al panteón municipal de Jilotepec para visitar a sus seres queridos en el Día de Muertos. Papel picado, velas, comida y dulces, son algunos elementos de la ofrenda de cada año. Sin embargo, de un tiempo a la fecha, […]

Por: Ysabela García

Jilotepec, Estado de México; 3 de noviembre de 2019.- Cientos de familias acudieron este sábado al panteón municipal de Jilotepec para visitar a sus seres queridos en el Día de Muertos. Papel picado, velas, comida y dulces, son algunos elementos de la ofrenda de cada año. Sin embargo, de un tiempo a la fecha, el tamaño de la ofrenda de muertos ha disminuido. 

“Antes les ponía a todos mis difuntos todo lo que les gustaba, ahora ya no me alcanza. Tengo que comprar mis veladoras durante todo el año; tengo tantos muertos que tengo que comprar de poco en poco para que el día que se ocupen, ya tenga las suficientes para encender” expresó María Eugenia, habitante de este municipio mexiquense.

En contraparte, la oportunidad de los comerciantes de ganar en la venta de sus productos crece exponencialmente. Tal es el caso de J Concepción Martínez, quien en estos días se dedica a la venta de helados en el panteón municipal. A pesar de que el municipio les cobra una cuota por día para comercializar sus productos, ve una oportunidad de venderlos, por la gran cantidad de gente que visita el lugar.

Algunos de los habitantes expresaron a AD Noticias que de un tiempo para acá, las festividades en honor a sus muertos han decaído, sobre todo por la economía, debido a que los productos que se utilizan regularmente para las ofrendas tienen precios muy elevados. Inclusive, algunos de los habitantes han optado por sembrar flores en las tumbas, para que estas florezcan continuamente y así avitar gastos muy elevados cada año.

Por los altos precios, disminuyen tamaño de las ofrendas/foto: Ysabela García

Además, argumentaron que las ofrendas que decoran en el municipio han perdido la tradición, ya que  por ser una región otomí, predominaban las ofrendas indígenas, pero en la actualidad se han hecho a un lado, y solo se busca la “estética” y los diseños modernos.

“Todo depende del amor con el que hayas dejado ir a tus seres queridos,  queremos pensar que aquí ellos descansan, aunque su alma ya no está… nosotros no solo venimos el día de hoy esperando esta fecha como todo mundo a arreglar su tumba, venimos  varias veces al año, mientras no los dejemos ir, van a seguir viviendo entre y con nosotros” expresó Graciela Barbosa, habitante de la localidad de Xhixhata.

Para los vecinos de Jilotepec es importante mantener las tradiciones en las nuevas generaciones,  puesto que los niños dejan de lado la esencia de la festividad y se enfocan únicamente en pedir dulces cada año.

“En este tiempo ya hay mucho transporte, ahora hay camiones, antes teníamos que venir caminando desde lejos a visitar a nuestros muertos, nuestros abuelos nos enseñaron eso, ahora hay que enseñárselo a los niños, porque al final todos vamos para allá”. 

De igual forma, los trabajadores del panteón municipal expresaron que  entre las multitudes que visitan a sus muertos en estas fechas hay de todo: las personas van y decoran las tumbas de sus muertos; sin embargo, algunas dejan sus desechos tirados en sitios que no están destinados para eso, generando un descontrol. También han existido casos de jóvenes que utilizan el área para ingerir bebidas alcohólicas, perdiendo el respeto por el lugar, según mencionaron. 

Los vigilantes del panteón se preocupan también por las tumbas olvidadas/ Foto: Ysabela García

Regularmente, los cuidadores del panteón se encargan de vigilar todo el lugar, aunque de vez en cuando enfocan su atención en decorar las tumbas olvidadas: “muchos solo vienen y los dejan, jamás regresan a dejarles flores, pero aquí nosotros no olvidamos a nadie”, mencionaron. 

De la misma manera, habitantes de Jilotepec destacaron la importancia de realizar una misa en acción de gracias, bajo el argumento de que, en estos días de conmemoración a los difuntos,  la gente se reúne con sus seres queridos para elevar una oración y convivir, ya que mientras se continúe con estas tradiciones sus seres queridos seguirán vivos y morirán el día que sean olvidados.