A la crisis estatal de seguridad pública, precarización salarial, falta de justicia y desigualdad social, hay que agregar la catástrofe hídrica. Cada vez son más las personas que no tienen agua ni para beber. En el oriente como en el sur, la situación es grave y cada vez peor. La población pobre, como siempre, la más vulnerable. En Valle de Bravo, Huixquilucan, Lerma, Naucalpan o Metepec, por ejemplo, la clase media alta y alta tiene albercas llenas, jacuzzis listos y regaderas de alta presión, en contraste, en Tlatlaya, Ayapango, Ecatepec, Chimalhuacán o Neza millones no tienen ni gota. Este será uno de los mayores desafíos para el siguiente gobierno.
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La distribución de agua es otra de las grandes injusticias. En los suburbios fifís, el consumo promedio por persona es de 400 litros diarios, en los guetos de gente pobre no llega ni a 50 litros. Los ricos solo tienen que abrir el grifo, los marginados acarrearla en cubetas y tambos. La desigualdad obvia en todos lados.
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Ricardo Moreno, senador temporal en funciones, con ahínco promueve sus deseos de que Morena lo haga candidato a alcalde de Toluca el próximo año. Tendrá que enfrentar y vencer a Miroslava Carrillo, Mónica Nemer y Gerardo Pliego, por mencionar a algunos de sus competidores. Ricardo formó parte del desastroso último gobierno de Juan Rodolfo, como secretario del Ayuntamiento, él firmaba las cuentas que derivaron en brutal saqueo. La memoria y resiliencia de los toluqueños serán puestas a prueba una vez más.
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La segunda fuerza electoral en el Estado de México es el PRI. A pesar de todo lo que se diga en su contra, es el partido que más votantes tiene después de Morena. Vaya paradoja de cara al proceso del próximo año, sus mayores problemas los tiene dentro, no fuera. Los adversarios más destructivos y ponzoñosos son parte de su familia. El PRI quedó herido, pero no de muerte, en los comicios recientes, pero lo que sí podría enterrarlo son sus luchas fratricidas.
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El próximo año, ya con el nuevo gobierno afianzado, tendrá que renovarse la dirigencia del mayor y más poderoso sindicato del Estado de México, el SMSEM. La base magisterial altamente politizada está plenamente consciente de lo que significará el relevo y, aunque falta todavía bastante tiempo, el tema mueve la conversación y acción del sindicato de maestros. Muy atentos.