Toluca, México. 12 de mayo de 2019. Para solucionar el problema de la adicción a sustancias, una cultura de la prevención es más efectiva que las estériles guerras contra el narco que, desde la administración de Felipe Calderón, los gobiernos han llevado a cabo en México.
En ese sentido, para atender el problema resulta necesario, en primer lugar, analizar de dónde viene la adicción, es decir, entender las causas que orillaron a alguien a consumir alguna sustancia e implementar soluciones más acorde con los orígenes de esta situación.
a) Personalidad adictiva y adicciones
De acuerdo con el psicoanalista Fernando Padilla, una adicción es algo que no se puede decir. Visto desde el psicoanálisis, el adicto es, entonces, una persona que no ha podido representar algo importante, pero mediante el consumo de alguna(s) sustancia(s) sí puede experimentar e incluso decir: “Es como si la sustancia nos hablara por el sujeto”.
Con base en lo expresado por Alonso Gutiérrez, psiquiatra experto en adicciones, la adicción es considerada como una enfermedad crónico-degenerativa que deteriora diferentes áreas de la vida de quien consume compulsivamente alguna sustancia. Se habla de adicción cuando alguien presenta una gran tolerancia ante el uso de determinadas drogas.
b) Causas y grupos vulnerables
El Estado de México es una de las entidades del país donde la prevalencia del consumo de cualquier droga se ubica por encima del promedio nacional (17.2%). En la entidad mexiquense el porcentaje es de 21.1%. El grupo más propenso a ingerir drogas y convertirse en adicto es el de los jóvenes cuya edad oscila entre los 12 y 17 años. ¿Por qué a esa edad existe mayor vulnerabilidad ante las drogas?
La falta de atención por parte de los padres y madres durante los primeros años de vida de los individuos, la carencia de cuidados y afectos familiares son factores determinantes para que alguien sea propenso a cualquier tipo de adicción. Esto se debe a que las sustancias suplantan, de alguna manera, los vínculos afectivos que no existen en la vida del individuo.
“Cuando se inicia con la solución adictiva, al principio parece que esa sustancia es buena, porque, en apariencia, nos alivia del sufrimiento, de la angustia, de cualquier emoción que tengamos. Y como el individuo no introyectó una buena madre, y por lo tanto no tiene la fortaleza para lidiar con la realidad, va a buscar la solución adictiva para poder lidiar con esa emoción.”
Además, la dependencia actual al uso de sustancias que generan adicción también son un síntoma de nuestra época. Esta época prefiere lo inmediato, lo desechable, lo utilitario. Por eso, las personas suelen recurrir a “algo” que les evite confrontar sus problemas de manera rápida y sencilla.
Hay otros factores como lo genético, racial, familiar, social, económico, biológico y psicológico de los individuos que también influyen para que una persona sea propensa a desarrollar una adicción.
c) Tratamiento
Los especialistas coinciden en que el tratamiento de las adicciones tiene que ser multidisciplinario.
Desde el punto de vista psiquiátrico, por un lado, la intervención se dirige, de acuerdo con el psiquiatra Alonso Gutiérrez, hacia la parte neurobiológica: primero se hace una valoración integral y se identifica la severidad que tiene la adicción (leve, moderada o grave); además se analiza si hay fenómenos agregados como depresión, ansiedad, o un problema afectivo de fondo. Después se empieza con un tratamiento farmacológico en el cual se usan medicamentos que no generan adicción ni dependencia. Los medicamentos prescritos se pueden conseguir fácilmente en la farmacia.
La terapia psicoanalítica, por otro lado, profundiza y analiza a largo plazo el vínculo que el individuo tiene con la sustancia o con aquello que le produce dependencia, pues la adicción es un síntoma de algo más que está sucediendo en la profundidad del sujeto. “El problema no son las sustancias que nos producen adicción. Esa es solo la manifestación. El problema es la dependencia que tiene el sujeto hacia los vínculos”, dijo Fernando Padilla.
Las instituciones también ofrecen opciones para tratar el problema de las adicciones. Los CAPA y el CEPRA son una muestra de estas alternativas públicas.
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d) Legalización y drogas en el Plan Nacional de Desarrollo
Levantar la prohibición de las drogas que actualmente son ilícitas y reorientar los recursos que se destinan a combatir su uso, así como aplicarlos en programas de reinserción y desintoxicación es la propuesta que el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 plantea para reducir los niveles de consumo de drogas.
De acuerdo con el punto cinco del apartado correspondiente a Política y Gobierno, utilizar la prohibición como estrategia para combatir las drogas ya no es aplicable tanto por la violencia que ocasiona como por los malos resultados en materia de salud pública. En el PND también se señala que cuando en otros países se ha aplicado esta táctica, no ha habido una reducción en el consumo de estupefacientes y que, además, se criminaliza a los consumidores. Esto reduce las posibilidades de reinserción social y rehabilitación.
El combate de las drogas que inició en el sexenio calderonista se convirtió en un problema de salud pública que, a su vez, derivó en un conflicto de seguridad pública. Según algunos especialistas, estas medidas no son efectivas: lo que se requiere es atender el problema desde los hogares, desde la educación.
Con base en la propuesta del PND, la alternativa es que el Estado no recurra a una estrategia prohibicionista; en su lugar plantea que se mantenga quienes ya presentan algún tipo de adicción reciban seguimiento clínico, con la finalidad de que a los adictos se les ofrezcan tratamientos de desintoxicación personalizados y con supervisión médica.
Antes de pretender eliminar algún problema, como el de las adicciones, los actores involucrados en su erradicación primero necesitan conocer las causas que lo originan. Solo atendiendo las raíces de aquello que causa conflictos en una sociedad, tendrán lugar las soluciones adecuadas a esas dificultades.