Edoméx, el mapa de los cárteles

Toluca, México;  3 de agosto de 2018. La presencia de cárteles del narcotráfico ha mapeado un imperio criminal prácticamente asentado en todo el Estado de México y que fue escalando la geografía de la entidad, progresivamente, hasta construir feudos en los valles de Toluca y México, así como en la Tierra Caliente, donde hace años […]

Toluca, México;  3 de agosto de 2018. La presencia de cárteles del narcotráfico ha mapeado un imperio criminal prácticamente asentado en todo el Estado de México y que fue escalando la geografía de la entidad, progresivamente, hasta construir feudos en los valles de Toluca y México, así como en la Tierra Caliente, donde hace años es tierra narca en poder de la Familia Michoacana, principalmente, pero también de organizaciones provenientes de Morelos y Guerrero, como los Rojos y los Guerreros Unidos.

Ayer, dos ejecuciones en el Valle de México, en Chalco y Neza, fueron atribuidas al Cártel de Jalisco Nueva Generación. Uno de ellos era policía federal en activo, mientras que el otro fue decapitado y dejado con un mensaje, amenazando a autoridades del penal de Huitzilzingo de Chalco. El mismo día, los cuerpos de tres hombres fueron hallados en un auto en San Agustín, Teotihuacán, los cuales presuntamente fueron ejecutados.

La presencia del Cártel de Jalisco Nueva Generación en la zona metropolitana más poblada de México fue detectada desde el 2015  por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen). El objetivo también es la Ciudad de México, pero sobre todo los municipios mexiquenses que colindan con él. Un reporte de 2017 del propio Cisen señala que el crecimiento del CJNG se dio en el sexenio del gobernador Eruviel Ávila, porque en poco tiempo tuvo presencia en 15 municipios.

Otros grupos han controlado territorios de la entidad. Huixquilucan, en 2010-2012, era asiento de narcotraficantes y se habían registrado, meses antes, las detenciones de por lo menos tres capos importantes de la organización de los Beltrán Leyva. Ahora una supuesta disputa entre cárteles de Tepito, en la Ciudad de México, ha alcanzado los municipios de la zona oriente, aunque otras versiones afirman que se trata de una disputa más entre los cárteles de la Familia Michoacana, siempre presente en el Estado de México y liderada por Johny Hurtado Olascoaga

En Huixquilucan se asentaron algunos de los narcotraficantes más buscados de México, y aunque era un secreto a voces su presencia, pudieron establecerse cómodamente dentro de los amurallados fraccionamientos de lujo, en la zona de La Herradura. Capturado el 18 de enero de 2011, José Jorge Balderas Garza, El JJ, era una de las cabezas más importantes del cártel de los hermanos Beltrán Leyva, y vivía en Huixquilucan. Se encargaba del control de la plaza del Valle de México en los municipios de Tlalnepantla, Huixquilucan, Atizapán, Naucalpan y Atizapán de Zaragoza. El JJ se hizo famoso cuando disparó en la cabeza, en el 2010, al entonces futbolista del América, Salvador Cabañas, en el antro llamado Bar-Bar, donde ambos coincidieron.

El JJ no era el único narcotraficante viviendo ahí. Había operadores más importantes que él, como Édgar Valdés Villarreal, La Barbie, el verdadero poder de los Beltrán Leyva, quien mantuvo por un tiempo el sicariato de éstos en Acapulco y parte de Morelos, cuando esas plazas eran peleadas contra los Zetas y Osiel Guillén Cárdenas. La Barbie fue atrapado en el 2010, poco antes de que Del Mazo asumiera como alcalde de Huixquilucan cuando ya tenía su propia organización y traficaba una tonelada de cocaína al mes. Vivía en una finca rústica, en los límites entre Huixquilucan y Lerma.

En abril de 2010 otro capo, Gerardo Álvarez Vázquez, El Indio, fue capturado. Aliado de La Barbie, su base de operaciones se asentaba en Huixquilucan y estuvo relacionado con la masacre de 24 personas en La Marquesa, en 2008, cuando supuestos albañiles fueron ejecutados después de construir un narcotúnel. Otra versión asegura que los albañiles eran en realidad sicarios de la Familia Michoacana, que se aprestaban para entablar una guerra por la plaza. El Indio pudo comprar a la policía de Huixquilucan, así como a militares que le dieron protección por un tiempo.

Otro miembro del narco, Osvaldo García Montoya, “La mano con ojos” o “El Compayito”, también participó en los homicidios de La Marquesa y era parte del grupo de los Beltrán. Se le ha vinculado con el secuestro del panista Diego Fernández de Cevallos y con más de 300 ejecuciones.

Huixquilucan es el municipio más desigual del Estado de México. Sólo una barranca divide la miserable realidad de la mitad de ese municipio, que la zanja la frontera de lo incomensurablemente rico. De un lado, colonias como Los Cuadros pintan de gris el paisaje y por otro, enormes edificios de departamentos y centros comerciales de lujo dan forma a los fraccionamientos para millonarios. 

En sur del Estado de México, la presencia de la Familia Michoacana es una constante. Domina la región hace años y ha mantenido su plaza después de enfrentamientos sangrientos contra los Guerreros Unidos, llegados desde Iguala, en Guerrero, contra el narcotraficante conocido como El Tequilero, Raybel Jacobo de Almonte, también guerrerense, y contra los Rojos de Morelos, de Santiago Nazari.

La Tierra Caliente es un paso obligado del narco, pero también es una zona de minas. Hurtado Olascoaga mantiene su base en el municipio de Tlatlaya, cuya pequeña cabecera ha sido concesionada en seis fracciones a mineras que extraerán oro, según se asienta en mapas de la Secretaría de Economía.

Hurtado Olascoaga participa de la extracción y se ha aliado con el empresario Carlos Ahumada en la explotación de uranio en el municipio de Arcelia, según declaraciones de sicarios de los Guerreros Unidos capturados durante las investigaciones relacionadas con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

En el violento sur mexiquense han estado cárteles como el de los Zetas, los Pelones y los Marranos, pero ninguno pudo con el poder, incluso político, de Hurtado, a quien se le acusa de corromper al 52 Batallón de Infantería del ejército mexicano, asentado en San Miguel Ixtapan, Tejupilco, para obtener protección.

 

Sin embargo, la violencia…

 

El Estado de México es la tercera entidad de la Federación con más homicidios en el país, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de seguridad Pública, sólo detrás de Guanajuato y Baja California. En suelo mexiquense se han cometido 1 mil 418 en los tres primeros meses de este año, el 6.64 por ciento del total nacional (21 mil 352).

Por su parte, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) registró en su informe de datos preliminares de incidencia delictiva que en el 2017 se cometieron 3 mil 46 homicidios en el país, aunque sus cifras tuvieron corte al 16 de julio de 2018.

El porcentaje de homicidios en la entidad mexiquense respecto al total nacional, de acuerdo a los datos del INEGI, es de 9.77 por ciento, pues en todo el territorio del país se cometieron 31 mil 174 homicidios, convirtiendo al 2017 en el año más violento de la administración de Peña, con un aumento del 26.94 por ciento respecto a la incidencia delictiva de homicidios en 2016.

El clima de inseguridad en el Estado de México y la incapacidad de los gobernantes para brindar seguridad y justicia a la población han ocasionado que la población de la entidad haya tomado acciones contra individuos que han sido sospechosos por la comisión de delitos en diversas partes del estado.

En los últimos 18 días, en la capital mexiquense decenas de ciudadanos realizaron al menos cuatro intentos de linchamiento en Calixtlahuaca, Tlacotepec y San Carlos Autopan. Ante estos hechos, los agentes de seguridad estatal tuvieron que negociar con la turba para que liberaran a los delincuentes y fueran presentados ante las autoridades.

Las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública son contundentes frente a las políticas de Alfredo del Mazo y de la titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de México, Maribel Cervantes Guerrero, quienes en casi un año de gobierno no han disminuido la incidencia delictiva en la entidad.

En el primer semestre del 2018, el secretariado ha contabilizado mil 73 carpetas de investigación contra las mil 18 del 2017, incremento del 5.4 por ciento en la comisión de este delito en el Estado de México. De este total, 717 se cometieron con arma de fuego, un 67 por ciento de ellos.

Las carpetas de investigación por homicidio doloso en la capital estatal se incrementaron en 175 por ciento de enero a julio de este año en comparación con el año anterior. En aquel año fueron 12 los asesinatos con violencia, mientras que este año la cifra aumentó a 33.