El amor en los tiempos de Trump

Después de la aprobación del matrimonio igualitario en Estados Unidos y el avance de iniciativas que procuraban los derechos humanos de la población trans en diferentes de sus estados, se pensaba que el camino hacia la igualdad ya estaba trazado para la comunidad LGBTTTI, pero hoy la realidad es amenazante. Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de la nación más poderosa del mundo, la situación en el ambiente político y social resulta incierta, pues mientras las relaciones internacionales y económicas se tensan, dentro del país norteamericano se respira un ambiente lejano a la unidad y protección de
enero 19, 2017

Después de la aprobación del matrimonio igualitario en Estados Unidos y el avance de iniciativas que procuraban los derechos humanos de la población trans en diferentes de sus estados, se pensaba que el camino hacia la igualdad ya estaba trazado para la comunidad LGBTTTI, pero hoy la realidad es amenazante.

Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de la nación más poderosa del mundo, la situación en el ambiente político y social resulta incierta, pues mientras las relaciones internacionales y económicas se tensan, dentro del país norteamericano se respira un ambiente lejano a la unidad y protección de las minorías.

El magnate alguna vez dijo: “protegeré a los ciudadanos LGBT de algún tipo de amenaza, nacional o extranjera”, esto luego de que 49 personas fueran asesinadas en una discoteca gay en Orlando, no obstante, este discurso de “cuidado” se eclipsa con las designaciones de su gabinete.

Ejemplo de ello, el nombramiento de Mike Pence como su segundo al mando, un funcionario declarado públicamente en contra de las iniciativas que engloban asuntos relacionados con la diversidad sexual. Él mismo ha señalado estar a favor de las “terapias de conversión”, para que las y los jóvenes con orientaciones sexuales e identidades diferentes puedan “regresar a la normalidad”.  Pero no es solo Pence, también está el fiscal general o la secretaria de Educación, Betsy DeVos, mujer que también tienen una larga trayectoria legislativa anti-LGBTTTI.

Se ha fundado tanto el temor entre la comunidad que desde la elección, Lambda y otras organizaciones como el Centro LGBTI de Los Ángeles intensificaron su asistencia legal a personas transgénero que buscaban cambiar urgentemente su identidad antes del nombramiento legitimo de Trump, de acuerdo con medios internacionales.

Ahora, ya con Trump en el poder, la lucha por los derechos de lesbianas, homosexuales y trans deberá correr con algunos riesgos, empezando por un gobernante intolerante a la crítica y luego, por un Congreso Republicano que estará a los pies del conservador estadounidense.

Sin embargo, esto no significa que el movimiento quedará aislado y en penumbras hasta la elección de un próximo mandatario. Bien lo dijo el ahora ex presidente Barack Obama durante su última conferencia de prensa como mandatario, en referencia a los avances alcanzados durante su administración: “No creo que sea algo que pueda revertirse, porque la sociedad estadounidense ha cambiado su actitud, pero aún quedarán algunas peleas importantes”.

Ahora dependerá de todas y todos los activistas enfrentar de cara a la homofobia sistematizada encabezada por Trump. No sólo la sociedad de Estados Unidos deberá mantenerse alerta, también la comunidad global deberá estar vigilante ante el auge de ataques violentos hacia cualquier grupo vulnerable, incluidas personas con discapacidad, de la tercera edad y migrantes.

El miedo no podrá detener la celebración de los festivales por la diversidad o las marchas del orgullo, tampoco la lucha de las y los iniciadores del movimiento lésbico – gay, desde los disturbios de Stonewall, así como tampoco podrá parar la continua tarea por combatir el discurso del odio mediante la educación y la intervención de instituciones encargadas de la defensa de los derechos humanos al interior de la nación.

El mundo corre el riesgo de mantenerse a la expectativa de las próximas acciones de Donald Trump, pero lo cierto es que los espacios y derechos ganados no pueden nunca ser espacios y derechos perdidos. La población LGBTTTI no puede permanecer a expensas de las decisiones de timoratos y homofóbicos. Hoy inicia una nueva era. Depende de todas y todos, que sea de lucha, igualdad y amor igualitario, y no de retroceso y odios. 

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