El bienestar subjetivo, de cara al 2022

El bienestar subjetivo, de cara al 2022
Con el inicio de un nuevo año la gente suele sentirse, aunque sea por unos cuantos días, con mejor ánimo, suele campear la idea de que las cosas pueden ir mejorando y que la suerte nos va a sonreír.

El inicio de año es, quizá, el momento donde nos sentimos más optimistas. Es una ocasión propicia para albergar esperanzas de mejoría, hacer votos porque nos vaya bien en los meses por venir y tratar de dejar atrás los momentos no gratos del año que recién terminó. Sin embargo, es un hecho que una gran proporción de la gente en nuestro país no siente que tenga los factores necesarios para vivir bien (de acuerdo a su propia idea de lo que eso significa), según lo revela la Encuesta de Bienestar Autoreportado 2021, misma que dio a conocer el INEGI a finales del 2021. De acuerdo con los resultados de dicho ejercicio estadístico, importantes sectores de la población experimentan depresión y ansiedad. Sobre todo mujeres, entre los 18 y 29 años de edad, son quienes presentan un “menor balance anímico”. Lo cual refleja un sentimiento de no estar viviendo la vida que quisieran tener.

Los resultados de esta encuesta efectuada por el INEGI son muy relevantes, pues más que medir ingresos económicos o condiciones materiales de vida, lo que busca es registrar la manera en la que las personas ven su propia existencia. Se trata de una valoración que cada persona encuestada hace sobre su situación particular. En ese sentido, el promedio de satisfacción con la vida entre la población adulta del país alcanza el 8.45 en un rango de 0 a 10. En esta dimensión específica, los estados cuya población presenta los mayores promedios de satisfacción son Nuevo León, Colima y Coahuila, con 8.79, 8.77 y 8.76 respectivamente; en contraste con los resultados de Guerrero (8.16), Puebla (8.16) y Ciudad de México (8.15) que registran los valores más bajos. Ya en aspectos particulares, los ámbitos con menor calificación de satisfacción entre la población adulta del país son la seguridad ciudadana (6.58), los servicios públicos (6.71), el nivel socioeconómico (7.52) y la ciudad de residencia (7.71).

Los rubros que el propio INEGI destaca de su encuesta son la situación de apremio entre quienes reportaron haber perdido su empleo durante algún momento del 2021 y no pudieron recuperarlo (14.8%), al igual que quienes tienen una sensación de no poder llegar a fin de mes con dinero suficiente para los gastos habituales (43.3%). Incluso hay quien dice vivir con una completa incertidumbre sobre si podrá completar el mes con los recursos suficientes para su manutención (11.3%). Más de la tercera parte de la población encuestada confesó haber tenido que pedir prestado, al menos una vez durante el último año, porque no pudo llegar a fin de mes con dinero.

Con el inicio de un nuevo año la gente suele sentirse, aunque sea por unos cuantos días, con mejor ánimo, suele campear la idea de que las cosas pueden ir mejorando y que la suerte nos va a sonreír. Sin embargo, más allá de lo que la gente atisbe como posibilidades, es necesario tomar en cuenta las condiciones sociales, económicas, materiales y culturales bajo las cuales se desarrolla la vida.

Que nadie se llame a sorprendido: en este 2022 la inflación seguirá con tendencia al alza; la nueva ola de contagios de covid-19 probablemente vuelva a repercutir en la actividad económica y los empleos recuperados en los últimos meses estarían en riesgo; quizá las escuelas vuelvan a suspenderse clases por un tiempo y las dinámicas al interior de los hogares vuelvan a situaciones como las que vivimos en 2020 y 2021; posiblemente los eventos masivos, conciertos, espectáculos deportivos y fiestas (que son un bálsamo para el estado de ánimo de muchas personas) vuelvan a suspenderse, por lo que los estados emocionales volverán a tenerla muy cuesta arriba.

Con todo y eso, el optimismo de inicio de año no hay que evitarlo, hay que aprender de lo vivido, seguir creciendo, creyendo y confiando. Feliz año nuevo para todos.