El día del Maestro y el normalismo rural

La idea romántica de la labor que desempeña un maestro se desdibuja o crece cuando se visualiza a un profesor rural, quien para enseñar debe adaptarse a una comunidad que presenta problemas reales.

El maestro Fredy llegó a enseñar a un lugar que se encuentra a tres horas de Coyuca, en Guerrero, ahí se encontró con una niñez de bajos recursos, una comunidad sin electricidad, con problemas de salud, mala economía y pésima alimentación; los libros de texto no habían llegado ¿cómo cumpliría con los estipulado en los planes y programas que le fueron entregados para enseñar? 

Para Fredy y para muchos maestros las distancias hasta el lugar donde trabajan son largas, sobre todo si existe un solo transporte al día. Aprender de la realidad y buscar las alternativas que les permitan enseñar son tareas permanentes y se conjuntan con actividades sociales que les permitan marcar una diferencia del día en que llegaron. 

La idea romántica de la labor que desempeña un maestro se desdibuja o crece cuando se visualiza a un profesor rural, quien para enseñar debe adaptarse a una comunidad que presenta problemas reales; para el caso de Fredy, la seguridad es algo con lo que se debe lidiar, algo que “ha golpeado mucho a la mayoría de comunidades serranas”, esto implica que se debe hacer un trabajo con los niños para que se olviden de los problemas; en el tiempo en que Fredy enseñó en esa escuela, tres padres de familia fueron asesinados. En este sitio, su trabajo, además de enseñar, es el de buscar la pacificación y el desarrollo.

El caso de Fredy define una realidad nacional, la infraestructura es escasa o deficiente en las escuelas ubicadas en comunidades alejadas de las ciudades, esto se repite a lo largo y ancho del territorio, en especial en los estados mexicanos que registran mayores índices de pobreza; Guerrero, Oaxaca, Chiapas. 

El Estado de México

El Estado de México tiene el Sistema Educativo más grande del país, brinda atención a cerca de 4,500,000 estudiantes desde preescolar hasta educación superior, en las modalidades escolarizada y no escolarizada; específicamente para nivel primaria, según información del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación del 2015, se registraron 69,447 docentes y  1,946,476 alumnos en 7,795 escuelas.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), registró en 2016, un porcentaje de 13.7 por ciento de rezago educativo en el Estado de México; en 2010, según cifras de Inegi, 22 por ciento de la población mexiquense vivía en comunidades rurales.

En el Estado de México existen 40 escuelas de educación normal, una de ellas es rural, la Escuela Normal Rural «Gral. Lázaro Cárdenas del Río», ubicada en Tenacingo, esta escuela mejor conocida como Tenería es una de las 16 que conforman a la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México y recibe a jóvenes campesinos o de bajos recursos que se forman en cuatro años como licenciados en educación primaria; ellos reciben instrucción para integrarse, en primera instancia, a las comunidades más alejadas. 

En entrevista para AD, Sergio Hernández, estudiante de la normal rural considera que el normalismo rural es el fruto de la lucha por la educación en el país; explicó que su formación no sólo es académica sino política, productiva –lo que les permite desarrollar proyectos en el campo, así como deportiva y cultural.

La normal de Tenería alberga a 574 alumnos de 17 estados de la república, quienes se forman para tratar de solventar una parte de las necesidades educativas que existen en las comunidades rurales mexiquenses; desde el punto de vista de Carlos Bazaldúa, subdirector administrativo de la normal rural, es una manera de retribuir la educación que se les ha brindado.

La labor del maestro rural es imprescindible y su desarrollo óptimo requiere, en todos los casos, la necesidad de realizar análisis reales que permitan mejorar las condiciones sociales, de salud y educativas de las comunidades, lo que facilitará la labor del maestro rural, quien hasta el momento debe lidiar con lo establecido en los planes y programas que indican, por ejemplo, la enseñanza de computación o de temas deportivos o artísticos cuando la carencia de energía eléctrica o infraestructura necesaria no lo permite aún.