Caray que la gran noticia es que José Luis Abarca ya lo agarraron junto a su mujer, en una zona bastante feíta de Iztapalapa, casi tan feíta como Ecatepec (ahí nunca los hubieran encontrado), que se ven bastante demacrados, nada que ver con la jovial, hermosa y bailadora pareja siempre a la moda, con trapitos de marca y bien producidos siempre, como cuando estaban en plenitud del "pinche poder" (Fidel Herrera dixit); que hay ingenuos esperanzados en que con la detención van a encontrar a los chicos desaparecidos, empezando por el Presidente; desafortunadamente no creo que los encuentren con vida.
La reflexión de esta semana va encaminada a que si no hubieran ordenado (no sabemos en qué tono y qué ordenaron, a lo mejor fueron malentendidos), lo que hayan ordenado, con los resultados obtenidos, y hubieran continuado en su fiesta, a puerta cerrada, ahorita lo más probable es que siguieran despachando en el palacio municipal de Iguala y ella trabajando su candidatura para seguir ahí otros tres años como presidente municipal y el tal vez cobijadito en el reconfortante fuero de una diputación local o federal, es decir: para que te detecten que te haces obscenamente rico de la noche a la mañana, para detectar que lavas lana del narco, para detectar que te robas la lana del pueblo, para detectar toda esa podredumbre, ¿necesitas ordenar una masacre?
¿Cuántos de nuestros políticos y administradores públicos están hasta el copete de mierda?, como para cuándo podemos esperar que alguien haga algo, acaso tenemos que esperar a que los ciudadanos hartos de esta situación le prendamos fuego a las instituciones, porque no nos confundamos, no hay una sola que funcione como se supone que debe funcionar, los servicios públicos malos, empezando por la seguridad pública que mama millones y millones cada año, para terminar ejecutando gente en bodegas, como en Tlatlaya, la impartición de justicia no sirve, jueces corruptos y venales, leyes mal hechas, procedimientos ineficaces e ineficientes, la educación y la salud, ni hablamos.
Mientras tanto los políticos siguen viviendo en esa farsa del estado de derecho que se escucha maravillosa en el discurso pero es inexistente en la realidad, desde los diputados de izquierda que circulan indebidamente por el carril del metro bus, a los diputados panistas que exigen y reciben moches a los priístas que asignan obras a sus compadres. Parias que buscan el interés propio, desfalcar el erario y ser unos verdaderos sátrapas, eso es lo que nos gobierna, no más y probablemente menos.
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