El riesgo de manipulación de las elecciones

El riesgo de manipulación de las elecciones
La velocidad con la que pueden desplegarse estas oleadas de desinformación nunca había sido tan vertiginosa

¿Qué pasaría si, en un segundo, fuera posible lanzar una legión de miles de usuarios de internet capaz de inclinar la opinión popular hacia donde se desee?

Comprando el software AIMS, hoy en día es posible. 

Un equipo de contratistas israelíes que afirman haber manipulado más de 30 elecciones en todo el mundo utilizando piratería, sabotaje y desinformación automatizada en las redes sociales ha sido desenmascarado. 

Periodistas encubiertos de posibles clientes videograbaron detalles extraordinarios de cómo operan. 

Lo preocupante en el reportaje es que se menciona a México; además, sinembargo.mx ha documentado su utilización. No es difícil prever que algunos actores políticos se pueden ver tentados a contratar sus servicios en próximas elecciones. 

La fragilidad del marco regulatorio en la materia puede ser un caldo de cultivo que traiga consigo consecuencias. 

Contextualicemos. El pasado 15 de febrero, el periódico británico The Guardian publicó un artículo en el que se detallan los hallazgos de su investigación sobre el software AIMS. 

Mismo que es capaz de desplegar un ejército de hasta 30 mil “bots” o perfiles falsos que, mediante redes sociales como Twitter, Facebook o Instagram, son capaces de difundir desinformación a gran escala y velocidad. 

The Guardian explica que Soluciones de Medios de Impacto Avanzado (o AIMS, por sus siglas en inglés) es un software vendido por el “Equipo Jorge”, una unidad israelí encubierta de agentes especializados en desinformación. 

En su reportaje exclusivo, se detalla que dicho software ha sido vendido en por lo menos veinte países a agencias de inteligencia, partidos políticos y clientes corporativos. El uso que se le ha dado es el de generar disputas y controversias en el mundo empresarial, político e ideológico, llegando incluso a interferir en elecciones y desencadenar investigaciones gubernamentales en torno a servidores públicos por acusaciones infundadas. 

Sin duda, el uso de medios masivos de comunicación, incluyendo las redes sociales, para tratar de incidir en la opinión pública utilizando información falsa no es algo nuevo. 

Entonces, ¿por qué el uso de AIMS debería preocuparnos? Me gustaría apuntar a tres razones: 

Uno

Los “bots” desplegados por AIMS son tan realistas que es casi imposible distinguirlos de un usuario real

Apoyándose en la inteligencia artificial, se crean perfiles que cuentan con fotos de perfil de personas reales, un historial de publicaciones en las que se comenta el clima, actualizaciones sobre celebridades y deportes, se cuentan chistes y hasta se comparten imágenes de lugares locales o citas motivacionales. 

Mientras que en el pasado bastaba con visitar el perfil responsable de una publicación para darse cuenta de que éste era falso. Ahora no es tan sencillo, ya que estos “bots” resultan sumamente creíbles hasta para los usuarios de internet más hábiles. 

The Guardian detalló casos en los que, incluso, se han generado videos de protestas y manifestaciones falsas que después son compartidos por usuarios, tanto falsos como reales, dando por hecho que dichas acciones ocurrieron en verdad. 

Dos

La velocidad con la que pueden desplegarse estas oleadas de desinformación nunca había sido tan vertiginosa. 

La posibilidad de compartir, capturar y/o retransmitir lo que se ve en redes sociales con amigos y familiares, fácil y al momento, ha creado el campo ideal para sembrar la desinformación. 

Al vernos bombardeados por miles de publicaciones que apuntan una misma idea, nos vemos tentados a compartirlo con nuestros contactos; después de todo, un solo clic basta. 

De esta manera, y sin saberlo, podemos ayudar a que la máxima popular de que “muchas mentiras pueden formar una verdad” se cumpla. 

Tres

En la actualidad existe cierta desconfianza en los medios tradicionales de comunicación, acompañada con una confianza casi ciega en la información difundida en redes sociales. 

Es más fácil, para muchas personas, dar por hecho que lo que se comparte en internet es verídico e incluso más auténtico y neutral que en cualquier otra parte, volviendo al contenido virtual, paradójicamente, más susceptible de ser manipulado en pos de intereses de terceros. 

En conclusión, el único antídoto contra la desinformación continúa siendo fomentar el pensamiento crítico

Comprender cómo funcionan estas herramientas de manipulación nos permite estar alertas y abiertos a poner en duda aquello que leemos en las redes sociales y, en última instancia, reducir el riesgo de ser manipulados en nuestras opiniones y nuestras decisiones.