En el pueblo otomí de San Cristóbal se sigue bebiendo agua con gasolina

Toluca, Estado de México; 30 de octubre de 2018. El problema de los pozos contaminados en San Cristóbal Huichochitán no ha terminado, aunque sí el alboroto de los medios de comunicación sobre el tema.  A doce días de la fuga de combustible que ocasionó la filtración de hidrocarburo en al menos 70 pozos de agua, […]

Toluca, Estado de México; 30 de octubre de 2018. El problema de los pozos contaminados en San Cristóbal Huichochitán no ha terminado, aunque sí el alboroto de los medios de comunicación sobre el tema. 

A doce días de la fuga de combustible que ocasionó la filtración de hidrocarburo en al menos 70 pozos de agua, en San Cristóbal Huichochitlán las veredas lucen desiertas, los caminos que se vieron invadidos por personal de Petróleos Mexicanos lucen abandonados, al igual que la gente del ejido de San Gabriel. 

Así lo describe Esperanza, cuyo nombre es ficcticio por motivos de seguridad; ella aseguró que mucha gente estuvo atenta el 17 de octubre, pero la denuncia existe mucho antes, cuando percibieron en el ambiente un sofocante olor a gasolina, además de la presencia de tinacos a un costado del ducto de Pemex. 

Dice que las autoridades no hicieron caso de las denuncias hasta que la fuga de gasolina fue tal que ocasionó la contaminación de los pozos, aunque esta versión es refutada por Fernando Aguirre, jefe de medios locales de Pemex, quien en exclusiva para AD indicó que “no hay relación con los pozos contaminados y la clausura reciente de una toma clandestina en la zona”. 

Luego del derrame de combustible, el ejercito y la Marina hicieron presencia en la zona, al igual que personal de Pemex; las autoridades estatales y municipales cercaron la zona, mientras a lo lejos se miraban a personas en bicicleta, quienes hablaban por teléfono: “sólo estaban vigilando, pareciera como si estuvieran avisando” trata de explicar Esperanza. 

Se declaró zona de contingencia y el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) acudió a la zona a brindar ayuda medica a los afectados, pero según los vecinos sólo instalaron un campamento el día 24 de octubre y no dieron medicamentos; Esperanza cuentan que sólo les brindaron las recetas y les indicaron que debían comprar una pomada de 400 pesos, además refieren que los trabajadores del ISEM prometieron acudir el 27 de octubre para enseñar a los afectados a cómo limpiar sus tinacos correctamente, pero no volvieron. Versión contraria a lo difundido por medios locales, en donde se aseguraba la cobertura de medicamentos para los ejidatarios. 

Pese a que la zona afectada pertenece a Toluca, las autoridades municipales no tienen injerencia en la zona, ya que la extracción ilegal de hidrocarburo es un delito federal, por lo pronto sólo han apoyado a los afectados con una pipa de agua, la cual, en palabras de Esperanza, es insuficiente para los afectados, del mismo modo la Comisión de Agua del Estado de México (CAEM) no esta obligada a interferir en las investigaciones federales, y hasta la fecha ha proporcionado una pipa de agua en apoyo de los afectados. 

Las autoridades de Pemex hicieron presencia en la zona e identificaron la toma clandestina, la cual por días paso desapercibida, hasta el vienes pasado, según la versión de Esperanza y sus familiares. Aguirre hace mención de que no existe evidencia del derrame y lo que se conoce es “que por la zona hay tomas clandestinas”.

El viernes 26 de octubre, elementos de la Procuraduría General de la República se acercaron a los afectados para informarles que la toma clandestina había sido localizada y que se había procedido a cerrar el ducto, además les informaron que no había delito que perseguir, ya que ninguno de los afectados hizo la denuncia ante el ministerio público.

Los habitantes del ejido de San Gabriel denuncian que Pemex nunca se acercó a entablar diálogo con ellos acerca de la limpieza de los pozos, ya que “sólo revisaron 8 de los 70 afectados” “En mi pozo el agua se ve con grasa, si uno se acerca se puede ver la gasolina encima” cuenta con tristeza Esperanza. Aguirre se pronunció en favor de la seguridad de la población, aunque ellos sientan desconfianza de las autoridades, “Pemex tiene un compromiso con la seguridad de los habitantes que viven cerca de los ductos”.

Desde ese día, los habitantes no visto movimiento: el ejército y la Marina ya no hacen sus rondines como antes, el olor del ambiente poco a poco se ha desvanecido entre la tristeza de unos cuantos, ya que el fin de semana una “bactor” acudió a la zona para destapar el drenaje, y luego de ello el olor a gasolina desapareció, pero no las consecuencias del Huachicol. 

“Atrás del ducto encontraron la toma, eso nos dijeron, no sabemos exactamente donde, pero luego luego se ve, hay tierra, sólo la taparon, es el mismo lugar donde estaban los tinacos”. Ante esta penosa situación que ha dejado sin agua a cientos, Fernando Aguirre invita a la población a coligarse a las líneas de Pemex, los invita ha denunciar el huachicol, ya que, según sus palabras “No hay conciencia de la gravedad de la extracción ilegal… es un riesgo latente”. 

Sin embargo y en las palabras de Esperanza, hay un miedo a denunciar ya que desde el pasado 17 de octubre una camioneta se encuentra resguardando la calle de Arteaga, y vigila los movimientos de aquellos que concedieron una entrevista a los medios locales. En los próximos días, Pemex emitirá en próximos días una tarjeta informativa acerca de la situación, la cual es un referente de la creciente ola de ilícitos en esta materia, ya que de 10 mil 101 tomas clandestinas en todo el país, 998 fueron localizadas en el Estado de México, según el reporte de tomas clandestinas de Petróleos Mexicanos, disponible en http://www.pemex.com/acerca/informes_publicaciones/Paginas/tomas-clandestinas.aspx

Por ahora, lo que le resta a Esperanza y a los vecinos es esperar, afirman no ser huachicoleros y lo único que piden a las autoridades son tinacos para almacenar agua.