¿Sabes que es el feministómetro? Aquí te contamos

El término hace que regresen los roles de los que tanto ha huido el feminismo: endiosar conductas y caer en el miedo por no poder cumplirlos

El feminismo es un movimiento que tomó fuerza en los últimos años. La desinformación ha provocado una gran cantidad de opiniones divididas acerca de este; pues lo hacen ver como una disciplina con instrucciones sobre qué decir y cómo actuar.

Fotos: Fanny Aldana

El feminismo es un movimiento que busca la concientización y realización de la mujer con respecto a su vida cotidiana y las circunstancias en las que vive. No es un antónimo de machismo.

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A lo largo del movimiento, se han visibilizado diversas corrientes de feminismo como el liberal, interseccional, radical, entre otros. Por lo cual, es importante destacar que ninguna de estas es más importante que la otra, sino que, a pesar de que sus objetivos son casi los mismos, los canales para conseguirlos son un poco diferentes (al igual que la teoría), pero que van de la mano.

En este aspecto y mediante las redes sociales se ha caído en un círculo vicioso en el que la sobreinformación, el activismo, la sororidad, la teoría y la práctica están en la mira del mundo; gracias a eso existe un nuevo término que ha implicado diversas opiniones en el movimiento: el feministómetro.

Foto: tomada de redes

¿Qué es el feministómetro?

El feministómetro es una concepto abstracto con el que socialmente se mide la cantidad dfeminismo aplicada en la vida cotidiana. Además, estandariza el movimiento y lo cataloga dentro de un rango, enmarcando lo bueno y lo malo.

El feministómetro es un invento patriarcal, muy parecido a los memes de «¿Dónde están las feministas?» que se utilizan cuando hay una situación fuera del alcance del movimiento.

Foto: Fanny Aldana

¿Cómo funciona el feministómetro?

Este invento crea esquemas tan altos y difíciles de conseguir que incluso muchas mujeres se abstienen de denominarse parte del colectivo.

Esto se vuelca dentro de una especie de reglamento para estar dentro; por ejemplo, si te enojas una sola vez con una mujer no eres tan sorora como dices.

«Cuando claramente es imposible llevarnos bien con todo el mundo: una cosa es reconocer que entre morras sufrimos las mismas opresiones y estamos dentro de la misma lucha, pero otra cosa muy distinta es usar la sororidad como pretexto para aceptar malos tratos de otra mujer».

La sororidad no funciona así, ya que ser sorora es la capacidad de brindarse apoyo mutuamente a pesar de las diferencias que puedan existir.

Otro ejemplo que se cuestiona en este invento es el llevar una relación sana con algún hombre (pareja, papá, hermano, etc), ya que muchas veces se malinterpreta la lucha con una pelea interminable con los hombres y no con el sistema patriarcal.

El feminstómetro va desde la crítica por no leer suficiente teoría hasta juzgar preferencias personales.

Foto: Fanny Aldana

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Los roles

El término hace que regresen los roles de los que tanto ha huido el feminismo: endiosar conductas y caer en el miedo por no poder cumplirlos.

Juzgar, criticar, oprimir, volvemos al sistema de competencia, pero esta vez entre las mujeres.

«El feministómetro nubla la mirada, evita observar las distintas formas de vida y las posturas de los demás.»

No todas las mujeres avanzan en este camino de deconstrucción al mismo tiempo, ni todas tienen la misma historia de vida.

Cada una lleva un proceso distinto al separarse y desaprender conductas y patrones.

El feministómetro es una falsa idea que nos perjudica no solo como colectivo, sino como entes individuales. Nos llena de una promesa falta, de expectativas casi imposibles. En conclusión, genera esa toxicidad de la que tanto nos queremos desprender.

Foto: tomada de redes

¿Cómo evitar el feministómetro?

El feministómetro no es imposible de evitar, basta con visibilizar historias, escuchar argumentos, pero sobre todo acompañar y cobijarse en este camino tan largo y tan lleno de obstáculos.

«En este mundo patriarcal que nos enseñó a competir, a abrir brechas entre nosotras y forcejear con nuestras cualidades debemos abrazarnos, no solo a nosotras mismas, sino a las demás que empiezan en este mundo. Porque empezar no es fácil, confiar tampoco.»

Abrazar sí, pero sin permitir agresiones con el estándar de sororidad. Abrazar sin transgredir, abrazar sin tergiversar.

Foto: Fanny Aldana