Toluca, México; 13 de febrero de 2018. Fracturas en partidos políticos, desbandadas, cambios de camiseta de líderes locales, del PRI al PRD y del PAN a Morena sin mayores explicaciones, han sido parte del entramado electoral que la clase política regala todos los días. En realidad, al electorado no le importa que el ex alcalde panista Juan Rodolfo Sánchez sea hoy abanderado por Morena o que el PRD local lo mismo cobije a Gerardo Pliego Santana y a la misteriosa Esmeralda de Luna como candidatos en la coalición que formó con el blanquiazul y con Movimiento Ciudadano.
A quienes importa o por lo menos entretiene es a la misma base política por el negocio que representa gestionar el poder y los recursos públicos. El desorden mental desde el cual se han tomado las decisiones pega en el proceso electoral y aunque promete ser uno de los más competidos porque representa, desde la inocencia y esperanza, el cambio del régimen de Enrique Peña y su Grupo Atlacomulco, por una opción, cualquiera otra, que al menos no sea tan sanguinaria.
El proceso interno del PAN en Toluca no se salva. En la búsqueda de la candidatura de ese partido para la alcaldía de la capital mexiquense, se inscribieron seis planillas, encabezadas por Rodrigo Niño de Rivera; Orlando Goujon; Gerardo Pliego Santana; Cristóbal Coyote; Arturo Mendieta y Daniel Maldonado, de las que el próximo 20 de febrero saldrá quien los represente en la contienda, después de someterse a la Comisión Interna panista.
Hace pocos días, panistas locales abandonaron su partido siguiendo a Juan Rodolfo Sánchez, quien decidió que el izquierdista Morena era una opción para él y sus proyectos políticos. Según los que abandonaron, representaban el 10 % de la militancia local. Se fueron entre protestas, diciendo que en su partido las condiciones no eran las adecuadas para competir ni tampoco para crecer políticamente. Nadie les cree, o les creyeron a medias. Pero en lo que sí tienen razón es en calificar a los lineamientos como poco claros a la hora de determinar cómo se define al ganador.
En el PAN, Gerardo Pliego es el más viable aspirante, quien tiene mayores posibilidades. Ha construido su candidatura años atrás y por lo menos tiene presencia. Es oriundo de Villa de Allende y aunque en ese municipio perdió ya una elección, ha sabido recomponerse, incluso a pesar de sí mismo y de una acusación por fraude que tiene en su contra y que la Fiscalía Especializada tiene en su poder e investiga.
A Pliego Santana, como el aspirante más adelantado, se le juntan las enemistades, aunque es cierto que se ha ocupado poco en negociar con el resto de los interesados en la presidencia municipal. Y debido a la opacidad en el proceso de selección interna, al sospechosismo que germina entre los participantes, se ha formado un grupo común contra Pliego, Todos Unidos Contra Gerardo, al que un mal fario bautizó como Tucoge.
A pesar de lo que el acrónimo diga, es una realidad que el ejemplo de abandono de Sánchez Gómez ha cundido y una porción todavía más grande de panistas amenaza con salirse de ese partido y encaminarse a Morena o a cualquiera que algo les garantice. Esto no sólo sucede en Toluca pero es Toluca donde duele más porque, además de ser la capital, para el 14 de febrero se ha anunciado la presentación formal de Gerardo Pliego Santana como candidato a la presidencia municipal por la ciudad, pero por parte del PRD.
Esto, según la fecha del proceso interno panista, viola las reglas del partido azul porque no se ha elegido a Pliego Santana como abanderado. Que el PRD intervenga acelerará aún más la crisis de los blanquiazules, que califican ya de ilegal lo que el PRD pretende hacer, este miércoles a las 9:30, en las oficinas del PRD en la colonia Sánchez de Toluca.
La novela del PAN no es sólo un drama interno, porque un sondeo del Senado de la República ubica a ese partido en tercer lugar, con todo y alianza, detrás del Morena y el PRI en la capital mexiquense.
El Tucoge, dicen, quiere evitar un desastre, aunque todo parece indicar que es demasiado tarde, no porque Pliego sea mal candidato sino porque no ha visto al PRI, o no lo quiere ver, enquistado en todos los frentes políticos.
Como para ganar perdiendo.