Los primeros nueve meses del gobierno de Delfina Gómez han sido buenos para el Edomex

Por supuesto que hay mucho por hacer, pero el arranque es alentador
junio 20, 2024

En el balance, los primeros nueve meses del gobierno de Delfina Gómez han sido buenos para el Estado de México. Prácticamente en todos los indicadores, sean sociales, económicos, financieros, de seguridad o políticos, se ha mejorado, pero quizá lo más importante es que la mayoría de la gente está contenta. Por supuesto que hay mucho por hacer, pero el arranque es alentador.

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Tenía que ser el senador Higinio Martínez, como casi siempre, quien sazonara con un poco de intriga la caída de Andrés Andrade y la llegada del teniente coronel Cristóbal Castañeda Camacho a la Secretaría de Seguridad. En un despacho de prensa, Higinio deslizó, y no inocentemente, el comentario de que el relevo es una buena oportunidad para que “se combata la corrupción realmente y no solo en apariencia” y habla de “aviadores” en la nómina. El senador siembra la duda de si Andrade se fue por esa razón. Sobre el teniente coronel, expresa filoso su deseo de que ojalá “conozca pronto el Estado de México”. El senador siendo el senador.

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La temperatura política en la Universidad Autónoma del Estado de México está en aumento, casi a punto de ebullición, a pesar de que falta todavía casi un año para la elección en Rectoría. Los grupos de presión están hiperactivos intentando influir en la comunidad universitaria. El proceso en puerta será el primero en llevarse fuera del régimen priista, y eso cambia todo.

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A la secretaria de Salud y directora del ISEM, Macarena Montoya, quieren tirarla. No son los trabajadores sindicalizados, no es por cuestiones laborales, administrativas o asociadas a la calidad de los servicios, es un movimiento de desestabilización promovido y patrocinado por los grupos de intereses creados que por años controlaron la proveeduría de productos y servicios.

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En el Poder Judicial del Estado de México hay magistrados y jueces muy rescatables. No la mayoría, pero sí muchos, técnica y deontológicamente, muy bien estructurados. Desafortunadamente, están contenidos y fuera de la esfera de la toma de decisiones. El mayor problema está arriba, en los empoderados, algunos son funcionarios menores, pero influyentes, como la responsable de comunicación que opera desde ahora para quedarse un período más en el cargo o incorporarse al gobierno estatal —al que detesta— pero presume tener en un alto cargo a una de sus mejores amigas. ¿Será?

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