Humo en sus ojos

Más de cincuenta libros, entre poesía, ensayo, crónica y narrativa, publicados; más de treinta años de coordinar talleres literarios (de donde salió una colosal caterva de escritores agradecidos con su maestro); múltiples premios y reconocimientos nacionales y extranjeros, preceden mi lectura de “Humo en sus ojos”, una antología de cuentos de Guillermo Samperio, el “Poe […]

Más de cincuenta libros, entre poesía, ensayo, crónica y narrativa, publicados; más de treinta años de coordinar talleres literarios (de donde salió una colosal caterva de escritores agradecidos con su maestro); múltiples premios y reconocimientos nacionales y extranjeros, preceden mi lectura de “Humo en sus ojos”, una antología de cuentos de Guillermo Samperio, el “Poe mexicano”, como algunos lo nombran, debido a sus relatos experimentales, imaginativos y plagados de horror y fantasía, de locura y realidad subvertida, de humor fino y descarada risa.

“Si como en un psicoanálisis alguien me preguntara cuáles son los epítetos que definen a la narrativa de Guillermo Samperio mi respuesta sería tal vez previsible pero sin duda contundente: lo extraño, lo extraordinario y lo humorístico. Sus cuentos pueden ser breves o extensos, realistas o fantásticos, paródicos o dramáticos, pero en todos priva una manera inimitable de percibir el mundo. (…) Samperio, a pesar de que parece vivir dentro de este mundo, narra sus historias como si formara parte de otro mundo, un mundo distante, oblicuo, enrarecido e irónico”, dice Hernán Lara Zavala, y la presente recopilación es clara muestra de ello: múltiples registros en historias que van de lo convencional o lo inaudito, de lo trágico a lo burlesco.

En vida (Samperio falleció en 2016), Samperio siempre se jactó de los nombres que compartía en los diferentes libros donde fue antologado: coincidió con Cortázar, García Márquez, Borges, Cabrera Infante, Asturias, Álvaro Mutis y Eduardo Galeano, entre otros próceres de la literatura latinoamericana; dudo que algún día comparta título nobiliario con el canon literario, pero sí tiene merecimientos como para que sus cuentos se impriman junto a aquellos grandes autores. No muchos, pero sí suficientes.