El proyecto del Tren Maya busca impulsar el desarrollo de las regiones más afectadas por la pobreza en México. La megaobra marca un hito al superar los 515 mil millones de pesos de inversión pública.
La Secretaría de la Defensa Nacional opera esta iniciativa, subrayando un nuevo rol para las fuerzas armadas en el panorama nacional.
El Tren Maya, cuya primera etapa abrirá al público tras 173 años desde el primer ferrocarril nacional, representa un esfuerzo monumental para conectar las regiones más empobrecidas con el próspero destino turístico de la Riviera Maya, a través de una extensa red de vías férreas.
La inauguración de la primera fase, que cubre los tramos 2, 3 y 4 hasta Cancún, ocurre después de un periodo de construcción que involucró ajustes presupuestarios considerables. El último tramo, que vinculará Cancún con Escárcega, se retrasó debido a controversias ambientales, resueltas por el gobierno al declarar el proyecto de interés público y seguridad nacional.
Desarrollo en el sur del país
El presidente López Obrador, quien ha insistido en que el Tren Maya catalizará el desarrollo del sureste, presenciará el banderazo de salida para el primer convoy este viernes. El proyecto, que aspira a atraer a una décima parte de los más de 30 millones de visitantes anuales a Cancún hacia la selva maya, tiene el potencial de generar un millón de empleos en los estados del circuito.
El Tren Maya, más que un proyecto turístico, se presenta como un proyecto geopolítico. Se espera que fortalezca la presencia estatal en zonas fronterizas afectadas por el crimen organizado. La obra, sin embargo, enfrenta desafíos para evitar convertirse únicamente en un motor de desarrollo turístico.
A pesar de algunos pendientes reconocidos por el presidente, como estaciones que requieren detalles finales, el Tren Maya inicia su trayectoria. Este día marca un capítulo crucial en la historia del sureste mexicano y generando expectación a nivel nacional e internacional por el resurgimiento de los trenes de pasajeros en la región.