El tiempo, el clima y en algunas ocasiones la falta de mantenimiento, son visibles en los inmuebles aledaños al centro de Toluca, una ciudad declarada como tal en 1677. Construcciones gubernamentales y de casas habitación son víctimas, también, de las pinturas en aerosol que son utilizadas para, sin consentimiento de los propietarios, dejar huella poco comprensible, grafitis.
En las calles de Alejandro von Homboldt y Lerdo de Tejada, casas y comercios presentan en sus fachadas las marcas de los años, bardas a la mitad, trabes incompletas que enmarcan paredes sin aplanado ni pintura y que muestran la diferencia de materiales en su construcción.


Otro punto de la capital mexiquense con inmuebles deteriorados es la esquina de Lerdo y Pedro Ascencio. Aquí las fachadas se encuentran sostenidas por vigas de metal y madera. Su interior se derrumbó. Pese a que el exterior muestra señales de un primer piso, este solo es el recuerdo, incluso estas casas de colores claros carcomidos por la humedad ya no cuentan con paredes laterales.
Fachadas así, parecen dar vida a la imagen del poema de Mario Benedetti “Es tan poco” cuando dice: “lo que conoces es la tristeza de mi casa vista de afuera”, si se tomara de manera textual.



En Josefa Ortiz hay una edificación que se asemeja, en cuanto a su arquitectura, a as construcciones anteriores. Techos altos, ventanales con puertas de madera que dan a la calle, protegidas por balcones y molduras que enmarcan cada una de ellas, son visibles. Los aplanados han quedado en el pasado, al igual que la pintura que ha sido sustituida por grafiti.


La doctora en Diseño, Susana Bianconi, lanzó en días recientes, un llamado urgente a prestar atención a este valioso patrimonio arquitectónico de Toluca, en especial de la Biblioteca Pedagógica del Edomex. Esta Joya colonial, que alguna vez fue parte de un antiguo conjunto civil no religioso, está sufriendo los estragos del tiempo y la humedad, especialmente en sus patios y áreas circundantes.

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