Mucho contribuiría al proceso democrático estatal que la mirada de la sociedad se posara sobre el Instituto Electoral del Estado de México y sus actuaciones. Justo allí es donde se refugian algunos agentes que se resisten al cambio y, por tanto, hacen todo para frenarlo. Visibilizar lo que sucede y estigmatizar las malas prácticas. Un buen inicio sería revisar el desempeño de al menos dos personajes polémicos, por decir los menos: el sempiterno secretario ejecutivo, Francisco Javier López Corral, y la consejera Daniella Durán.
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Por cierto, a López Corral se atribuye el patrocinio de los más duros golpes mediáticos contra la presidenta del consejo, Amalia Pulido, quien ha puesto límites al poder del secretario ejecutivo. López Corral antes hacía y deshacía con el ejercicio presupuestal, controlaba el sistema de compras y ahora no, cosa que no perdona.
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No solo exgobernadores como Alfredo Del Mazo y Eruviel Ávila están cerca del nuevo gobierno, los señores del dinero también han dirigido el cambio. Dos casos destacan, los Peralta y los Alcántara. La élite empresarial se adapta y no se va a pelear con sus intereses. Hacen muchos negocios con el gobierno y quieren continuar.
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La cantidad de dinero que la Secretaría de Finanzas maneja es absurdamente enorme. Pocas instituciones públicas en los estados, quizá ninguna otra, tienen acceso a tanto dinero. Un volumen de ese tamaño, en cualquier parte del mundo, requeriría de mayores controles. Es lo mínimo que el nuevo gobierno debería promover y un buen inicio sería transparentar todo.
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