La cultura desperdicio, ¿hasta cuándo?

La semana pasada acompañé a alumnos de tres escuelas secundarias del municipio a la explicación que personal del Centro de Educación Ambiental (CEA) del Ayuntamiento nos dio sobre el simulador de la Casa de la Tierra.  Compartí con los jóvenes mi convicción de que nuestro planeta es un organismo vivo y que nuestros abusos lo […]

La semana pasada acompañé a alumnos de tres escuelas secundarias del municipio a la explicación que personal del Centro de Educación Ambiental (CEA) del Ayuntamiento nos dio sobre el simulador de la Casa de la Tierra.  Compartí con los jóvenes mi convicción de que nuestro planeta es un organismo vivo y que nuestros abusos lo han deteriorado al grado de enfermarlo de gravedad. 

 

En estos días he reflexionado sobre el cambio de comportamiento en las personas, desde la generación de mis abuelos hasta los adolescentes actuales.  Pondré un sencillo ejemplo, mi abuela materna.  Nació a finales de los veinte del siglo pasado y en su juventud vivió la grave escasez generada por la Segunda Guerra Mundial.  Seguramente mi abuela no escuchó el concepto de las “3Rs” (reusar-reciclar-reducir) pero tenía muy arraigado en su comportamiento dos de ellas: reusar y reducir.  Todos los objetos que llegaban a sus manos tenían uno o más usos.  Desde los costales de manta para harina de trigo, hasta los envases de vidrio o de plástico.  Difícilmente se deshacía de una cosa a la que le pudiera dar otro uso, así que la basura que generaba era poca.  

 

¿Cómo vivimos ahora? ¿Cómo viven ahora los estudiantes de secundaria? Todo es desechable, prevalece el concepto “úsese y tírese” las toneladas de basura que producimos nos están ahogando. Estamos convirtiendo al planeta en un basurero. No se trata de regresar a los extremos de una economía de guerra.  Lo que el planeta necesita, simplemente para garantizar la vida de todos los seres que lo habitamos, es que asumamos la responsabilidad de nuestro consumo de energía, como energía en sí o como objetos. 

 

Cambiar nuestra actitud para tener un consumo racional y hacer un uso sensato de la energía.  La forma de vida que ahora llamamos “sustentable” ya estaba presente en ciertos comportamientos de las generaciones anteriores.  Es hora de rescatarlos.  Volvamos a insistir, es nuestra decisión seguir enfermando al planeta o poner un alto a la cultura del desperdicio. 

 

Hoy termino con extractos de los versos de una canción de Napoleón: “Si todos pusiéramos un grano de arena para salvar la tierra… por los ríos, los mares, el valle, la estepa… las selvas… el cielo… las aves… tus hijos, mis hijos por todo el planeta; si todos pusiéramos un día en la conciencia de tantos que la insultan de tantos que la infectan para salvar la vida de la naturaleza de tantos que la matan con tal indiferencia…”

 

 

decimaregiduriatoluca@gmail.com

@10aRegiduriaTol