La dura realidad de quedar desempleado, confinado y sin ayuda

La falta de ingresos ha llevado a las familias a racionar los alimentos, así estos pueden alcanzar hasta poder comprar más

Decenas de familias que han perdido sus empleos durante esta pandemia han tenido que racionar sus alimentos para que rinda lo poco que alcanzaron a comprar con sus últimos ingresos. Este es el caso de la familia de Armando Hernández, habitantes de Capultitlán que desde 2001 se dedican a la animación de eventos infantiles. Ellos, al igual que otras personas que también trabajan en actividades relacionadas con el entretenimiento, han visto como la emergencia sanitaria por covid-19 cancela sus fuentes de ingresos: los eventos sociales. Armando, debido a las carencias económicas y a que en diversas instancias le han negado apoyos, ha tenido que dar menos de comer a sus hijos como medida para hacer rendir lo que aún tiene.

“Inicié la cuarentena con dos mil pesos y con eso compramos algo de despensa”, dice Armando, “pero a los quince días […] le dije a mis hijos grandes: ‘hay que comer menos porque no sé cuánto dure esto y no nos han respondido nada’”.


Abril solía ser un mes fructífero para la familia Hernández debido a la cantidad de eventos que tenían agendados: “es como si en abril nosotros recibiéramos nuestro aguinaldo”, cuenta en entrevista Lizbeth, hija de Armando. Sin embargo, la prolongación de la Jornada Nacional de Sana Distancia, hasta el 30 de mayo, trajo consigo la cancelación de eventos, sobre todo los del Día del Niño. “Todo se redujo a cero”.

Lizbeth explica que con las ganancias que solían generar de la animación de fiestas se mantienen su papá y sus tres hermanos –dos de ellos tienen seis y siete años–, pero a partir del 15 de marzo, cuando ya se había anunciado el distanciamiento social y la postergación de eventos en los que se congregaran más de 50 personas, dejaron percibir este ingreso.

Abril solía ser un mes fructífero para la familia Hernández debido a la cantidad de eventos que tenían agendados: “es como si en abril nosotros recibiéramos nuestro aguinaldo”


“Inicié la cuarentena con dos mil pesos y con eso compramos algo de despensa”, dice Armando, “pero a los quince días […] le dije a mis hijos grandes: ‘hay que comer menos porque no sé cuánto dure esto y no nos han respondido nada’”. Cuenta también que a raíz de esta medida ya bajaron de peso, “todos, ¿no? Bueno, menos los chiquitos porque hemos tratado de que no sepan, de que no les afecte tanto”.

Él y sus hijos mayores participaron en la marcha del pasado 23 de abril que organizó el gremio artístico del Estado de México y también en la del 15 de mayo. En estas manifestaciones, Fernando Cuevas, representante del colectivo Solo Una Voz, explicó que debido a la emergencia sanitaria, la comunidad artística llevaba por lo menos un mes sin trabajar y que incluso han registrado casos de desnutrición.

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Por eso acudieron a manifestarse afuera de Palacio de Gobierno y el gremio emitió una solicitud al gobernador mexiquense, Alfredo Del Mazo Maza, en la que le pedían un “apoyo […] de dos mil peso mensuales y el suministro de una despensa cada 15 días […], durante el tiempo que dure la contingencia y hasta que se reactiven nuestras fuentes de trabajo”.

La respuesta, firmada por Mariano Camacho San Martín, Director General de Programas Sociales, fue que “las canastas alimentarias ya se tienen designadas en su totalidad a los beneficiarios de programas sociales”. El documento señala además que, de acuerdo con la normatividad considerada en los programas 2020, “no se cuenta con dichos apoyos, por lo que no es posible atender su solicitud”.

A través de un mensaje mediante el cual Lizbeth contactó al equipo AD Noticias, ella mencionó que desde hace unas semanas están racionando la comida para los adultos, que por eso han perdido peso, “un ejemplo de esto es mi hermano quien perdió un poco más de cinco kilos”.

Para evitar que este problema se haga más grande, Armando y su hijo han acudido a las instalaciones del DIF, así como a la Secretaría de Economía y a la Secretaría del Bienestar a solicitar apoyo. Los servidores públicos le han contestado que lo entienden, pero que no pueden hacer más.

Armando detalla que ya fueron al DIF en dos ocasiones: “la primera no alcanzamos cita; la segunda vez nos dieron la ficha y dicen que ya pronto, que ya pronto, pero la verdad es que nada. Ya fui cuando volvieron a abrir las oficinas en la calle de Otumba [donde están las instalaciones del Sistema Municipal DIF de Toluca], pues desesperado por la comida porque es cuestión de comes o no comes”.

A raíz de esta medida ya bajaron de peso, “todos, ¿no? Bueno, menos los chiquitos porque hemos tratado de que no sepan, de que no les afecte tanto”.


Una vez ahí, tuvo que decir que estaba grabando y sólo así una funcionaria lo atendió. “No es justo que somos gente del pueblo y que necesitamos que traigan a Ricky Martín por 700 mil dólares y que no tengan un fondo para esta contingencia”. La funcionaria le respondió que ese asunto no tenía que ver con el DIF, “yo voté por un cambio, pero no se ha visto”, contestó de vuelta Armando.

Ante la falta de apoyo, la familia Hernández se ha dedicado a vender canastas hechas de madera, alambrón y pelota en $180.00 y $450.00, aunque también aceptan cambios por despensas, si deseas compra algún artículo puedes contactarlos al número 722 330 00 90.