La era de los cyborgs según Elon Musk

La era de los cyborgs según Elon Musk
Algunos llaman a este tipo de escenarios, la era poshumana. Para referir una etapa en la que el ser humano, tal como lo conocemos ahora, ceda el paso a organismos modificados mediante biotecnología

Posiblemente, el próximo año atestiguaremos la existencia del primer cyborg en la historia de la humanidad. Se trataría, como fue definido desde los años 60 del siglo pasado, de un organismo capaz de integrar componentes externos para expandir las funciones que autorregulan el cuerpo. Y es que la semana pasada el excéntrico multimillonario Elon Musk anunció que solo estaban en espera de que las autoridades sanitarias de los Estados Unidos dieran su aprobación, para implantar un dispositivo electrónico en un cráneo humano. El planteamiento es que dicho implante permita al cerebro conectarse con una computadora. Su estimación es que ello ocurra en unos seis meses.

Bueno, al menos esa es la intención de su compañía Neuralink, misma que -dice- ha entregado toda la documentación a las autoridades sanitarias, a fin de que pueda experimentar con humanos algo que ya ha venido haciendo con monos. De hecho, ya mostró algunos videos en los que se veía a monos jugar videojuegos y escribir con la mente en una pantalla. Esas imágenes revelan el tipo de investigación que desarrolla su empresa y que tiene como objetivo último que las personas que tengan este implante puedan comunicarse directamente con los ordenadores a través de sus pensamientos.

Implicaciones éticas

La argumentación de Musk es que su tecnología estaría ayudando a las personas con alguna discapacidad, pues les permitiría conectarse, ordenar e interactuar con aparatos a través únicamente del cerebro. En teoría, un implante así podría, por ejemplo, restaurar la visión o devolver la movilidad a las personas. Un implante de este tipo encierra el potencial de enviar órdenes a una computadora para llevar a cabo actividades solo con la mente.

El anuncio de Elon Musk reaviva un debate acerca de las implicaciones éticas, filosóficas, antropológicas y hasta religiosas que tiene el hecho de intervenir con tecnología a los cuerpos. Es un debate que se ubica en la misma línea de la clonación, por ejemplo. Recordaremos que hace algunas décadas, cuando se anunció que existía la tecnología para clonar a un ser vivo (se hizo con una oveja, pero se dijo que podría hacerse con un ser humano), se inició el debate acerca de qué tan ético resultaría una acción así. Vino, incluso, una prohibición explícita para experimentar con humanos esta tecnología.

Se trata de polémicas propias de un tiempo en el que, aparentemente, la evolución humana habría llegado a su fin, para abrir la puerta a la intervención tecnológica del cuerpo. Este anuncio de Musk, que lleva detrás suyo millones y millones de dólares invertidos en desarrollar el proyecto, no debe ser entendido como un esfuerzo aislado. Se trataría de una tendencia de investigación bio-tecnológica que está ejerciendo presión para dar un paso más en la ruta de los cuerpos “mejorados”, tecnológicamente intervenidos, para suplir o ampliar capacidades.

El cuerpo conectado

Este paso sería necesario en el punto en el que se encuentran las tecnologías digitales, la hiperconetividad y los nuevos tipos de consumo. Para nadie resulta ajeno que la vida de las personas ya ha virado hacie la operación en red. La internet es el ambiente en el que ocurren cada vez más cosas: transacciones financieras, relaciones interpersonales, educación, diversión, política y un largo etcétera. Cada vez más artefactos pueden conectarse a Internet e intercambiar información, llámese televisores, automóviles, refrigeradores, sistemas de alarma, dispositivos médicos, drones, entre muchos más. El siguiente paso es que el cuerpo mismo pueda conectarse.

Un cuerpo con la capacidad de conectarse ya no necesitaría actividad motriz para efectuar acciones, bastaría con que mentalmente enviara una señal a X dispositivo y este operaría. Algunos llaman a este tipo de escenarios, la era poshumana. Para referir una etapa en la que el ser humano, tal como lo conocemos ahora, ceda el paso a organismos modificados mediante biotecnología. Esto encierra un desplazamiento de la idea de lo que es humano.

Creo que debemos estar preparados para este tipo de discusiones que, eventualmente, llevarán a legislar este tipo de prácticas en el mundo. El anuncio de Musk sobre lo que pretende hacer con sus investigaciones en biotecnología se corresponde, por un lado, con una ola de pensamiento que sostiene lo acertado de usar la tecnología para “mejorar” las capacidades humanas. Y, por el otro lado, está vinculado con intereses de nuevos negocios, de nuevos nichos de mercado para tecnología que está lista para salir al mercado, pero que requiere “adecuaciones” en el usuario.

Y al decir adecuaciones estamos aludiendo a intervenciones corporales: implantes para la conectividad. Esto, insisto, parece que apenas está comenzando.