La estética del dolor, semblanza de Frida Kahlo

La casa donde nació y murió es hoy un museo dedicado a su vida y obra

El 6 de julio de 1957 Frida Kahlo cumplió 47 años, siete días después los medios nacionales e internacionales anunciaron su muerte. El mundo se despidió de una artista que forjó, a pinceladas, su paso por la historia.

Frida Kahlo transformó el sufrimiento en arte, con la pintura dio forma al dolor físico que la acompañó toda su vida; iniciando a los seis años al enfermar de poliomielitis y continuó a los 18 años cuando un accidente en autobús la inmovilizó por varios meses, dejándole secuelas durante su adultez.

Su habilidad ––para encontrar en el sufrimiento inspiración y en México su identidad–– marcaron su trabajo artístico, su personalidad y sus intereses políticos de izquierda. Por ello, su figura también se retoma en contextos ajenos al arte como el feminismo, la discapacidad, la libertad sexual y la cultura mexicana.

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Sus pinturas cercanas al surrealismo, naíf y realismo mágico registran su estilo único, contexto y batallas personales. Algunos ejemplos son “Las dos Fridas”, “Viva la Vida”, “Unos cuantos piquetitos”, “La columna rota” y “Diego en mi pensamiento”.

Sus cuadros se encuentran en numerosas colecciones privadas de México, Estados Unidos y Europa. Algunos ejemplos son la galería Julien Levy en Nueva York, otra en París en la galería Rue et Colle y otra en México en la galería de Lola Álvarez Bravo.

También, participó en la Exposición Colectiva de Surrealismo en la famosa Galería de Arte Mexicano e incluso el Museo de Louvre adquirió uno de sus autorretratos.

La casa donde nació y murió es hoy un museo dedicado a su vida y obra, “La Casa Azul” que en algún tiempo fue de sus padres Wilhelm Kahlo y Matilde Calderón, hoy es parte del patrimonio cultural y artístico mexicano que mantiene vigente su memoria.