“La gente nos discrimina por recolectar basura”, la historia de Florina, pepenadora en la Central de Abasto Toluca

Para Florina, su labor como pepenadora contribuye al planeta, pues por la noche vende los materiales a una persona que los recicla

De 6 de la mañana a 7:30 de la noche, la señora Florina Rosales recolecta latas, botellas de plástico, hule y cartón en la Central de Abasto de Toluca, con un objetivo claro, llevar el sustento económico a su hogar.

El tiradero de basura de la central se ha convertido en un espacio que alberga a más de treinta pepenadores. Algunos recolectan verduras y frutas; otros, plásticos y latas. Esta actividad se ha convertido en su fuente de empleo.

Florina Rosales Martínez, de 50 años de edad, lleva 20 años trabajando como recolectora. Explicó que la basura es su mejor aliada, pues le permite cubrir los gastos de su hogar, debido a que su esposo no puede trabajar.

Pepenar en la Central de Abasto de Toluca

Desde San Mateo Otzacatipan, Florina se traslada a la Central de Abasto de Toluca a las 6:00 de la mañana. Al llegar, se coloca su ropa de trabajo y limpia su espacio. Posteriormente, apila unos costales para separar cartón, plástico, latas y vidrio.

Más tarde llegan sus compañeros con tambos de color azul, con los que llevan los residuos al tiradero de la central.

Para Florina, su labor como pepenadora contribuye al planeta, pues por la noche vende los materiales, principalmente bolsas y botellas de PET, a una persona que los recicla.

Además de recolectar materiales sólidos, al separar la basura encuentra verduras o frutas en buen estado para consumir. También puede encontrar otras cosas de utilidad como ropa y zapatos, que aparta para llevar a su casa.

Un trabajo complicado

La señora Florina señaló tres situaciones difíciles que enfrenta al pepenar en la Central de Abasto de Toluca.

  • Cambios climáticos (sol, llluvia, frío y viento).
  • Venta de los materiales a muy bajo costo.
  • Y la discriminación de las personas.

La gente nos discrimina por el simple hecho de recolectar basura. Pero lo que ellos no saben es que sirve para sufragar gastos. Ya no me da pena, porque cualquiera de estos materiales se recicla y es un dinero para mí”, aseguró.

Explicó que en esta temporada el costo de los materiales disminuyó; el PET, por ejemplo, pasó de costar 4 pesos, a tres. El vidrio cuesta cincuenta centavos y el cartón dos pesos o 2.50. Por lo que, si su venta diaria era de 200 pesos, ahora solo obtiene 150 o 180 pesos diarios.

También estar aquí es difícil, no solo estoy yo sola, estamos más y entre todos nos repartimos lo que hay. Yo junto mis cosas, mi amiga junta las suyas, y cada uno se hace responsable de su material”.

En ese sentido, agradeció que la actual administración no los quite y les permita seguir haciendo su trabajo.