La huella de haber mirado a la vida con extrañeza, una línea en mitad de la frente

“Hay expresiones que han dejado en mi cara la huella de haber mirado a la vida con extrañeza. Una línea en mitad de la frente. “Y tú ¿Qué estás pensando?” La risa. Un gesto en la boca que podrá ser la mueca de esa anciana que podría llegar a ser.” #Viajamor está escrito sin pausa, […]

“Hay expresiones que han dejado en mi cara la huella de haber mirado a la vida con extrañeza. Una línea en mitad de la frente. “Y tú ¿Qué estás pensando?” La risa. Un gesto en la boca que podrá ser la mueca de esa anciana que podría llegar a ser.”

#Viajamor está escrito sin pausa, sin revisión, sin mirar dos veces hacia atrás. A veces, muy pocas, leo lo que escribo, me sorprende entonces el asombro con el que lo descubro. Porque no somos lo que hicimos y nunca nos reconoceremos en las fotos por muchos selfies que nos hagamos. Somos el invento de aquello que pasó, nuestra interpretación.

“El tiempo de vida de un pelo es de aproximadamente siete años, todos los días se nos caen hasta ciento veinte sin que nos demos cuenta, se los lleva el aire, el tirón de una niña que te salta encima porque se aburre, la mano de un hombre al penetrarte, tú misma en los puñados que sueltas por las ventanas, que pisotean los otros, que pierdes.
El pelo es un ser vivo que nace, crece, se corta y muere.”

Viajamor es la manera que se me ha dado de comunicar al mundo, porque yo quería comunicar, pero no el drama de Yerma ni la alegría de Julieta, yo quería jugar a indagar quién era yo y compartir los secretos que fuera encontrando, el de no esperar nada, el de dejar de querer queriendo, el de separarse sin peso, sin pena. El del dolor que no duele.

Desde que se publicó #Viajamor2 en Diciembre del año pasado he hecho muchos viajes por toda España para dejaros esa “Putrefacción de las cosas” en las manos, porque me importa, me importa darle los espacios a esos libros. Ahora me apetece mimarlo desde mi casa, necesito una casa donde gestar lo siguiente, el cuento del bebé que viene, el que se mueve, tan pequeño, tan presente, mi hijo nacido, el vivo.

Acunaré su tiempo hasta alumbrarlo en otoño, os leeré mientras cosas de antes, veremos el documental de Elisabeth Mondragón de Viajamor en México, que ya he visto, que brilla, seguiremos sembrando y recibiremos en paz que nos planten.

“Tengo conmigo un tesoro, la dicha de contemplar de frente lo que vive, lo que se transforma y lo que muere. La putrefacción de las cosas.”