La importancia del pulque en la vida sociocultural del habitante del altiplano mexiquense

  Impacientes sorben el elíxir de los Dioses entrada la tarde, donde la comida es la principal ausente. Todo observan en silencio. Meditan, rascan sus bolsillos, donde habita el olvido. ¡Bote pronto, alguien grita sus desgracias! Nadie sabe cómo llegó aquí, a la antesala de la distopía, el desamor, el abandono, muchas veces, total. Hemos […]

 

Impacientes sorben el elíxir de los Dioses entrada la tarde, donde la comida es la principal ausente. Todo observan en silencio. Meditan, rascan sus bolsillos, donde habita el olvido. ¡Bote pronto, alguien grita sus desgracias! Nadie sabe cómo llegó aquí, a la antesala de la distopía, el desamor, el abandono, muchas veces, total. Hemos llegado a la tradicional pulquería El Mayahuel de Metepec, en las inmediaciones del “Pueblo Mágico” de Metepec, en el altiplano mexiquense, a dos mil metros sobre el nivel del mar, donde las tradiciones logran salvarse a grito de guerra, de la constante identidad manifiesta.

Juan, el encargado, dueño, socio y trabajador independiente, mira desde su mostrador, donde prepara brebajes al natural o curados de pulque de todo el Valle de Toluca, un pulque sano, sereno, de perlada vista y genuino sabor, pero sobretodo, halagador para todo hombre, mujer y quimera, integrante de la sabia clase trabajadora de la Cuarta Transformación, esa que promete el recate de todo lo que somos y no estamos orgullosos.

 

 

El Mayahuel, la pulquería, se encuentra en la encrucijada social de sobrevivir a costa de la arrasante y estresante economía de mercado de masas en todo el país, pero sobre todo, en el mercado tradicional del pulque en el centro de esta nación, de aquellos “empresarios del neutle”, de aquellos empeñados en quitarnos de la memoria genética, de la memoria colectiva, lo que somos. Es más, El Mayahuel decidió trascender una vez más conviertiéndose en centro cultural, en foro de expresiones artístico culturales ajenas a las instituciones. La sociedad organizada como principal ente creativo, promotor y eje de su propio destino, respetuoso de cultura propia, de ser y estar.

Mi compañero de esta aventura, apresura el paso, descarga su obturador, levanta la mirada como si se tratase de las últimas imágenes que vaya a registrar, lo hace con ese dolor estomacal de parto. Suda, sufre, pero goza al registrar video e imagen durante el primer ciclo “En el tiempo del sexto Sol habla” en la Pulquería la Revolución del Mayahuel, la tarde noche del viernes 15 de febrero, donde se dieron cita las investigadores Estefanía Licea, Michelle Gaytán, el arqueólogo Juan Rojas y músicos invitados, bajo la coordinación de Tania Hernández.

Toda la “industria del pulque” en este país, pide apoyos gubernamentales, pide ayuda de todos lados, y los únicos que salen al llamado, son la sociedad civil, quienes de manera organizada hacen actividades socioculturales y de reactivación económica local con la ayuda de la comunidad activista universitaria, en específico en el Valle de Toluca, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).

¿En realidad, ustedes lectores y visitantes distinguidos, creen que el “Estado” logre esa conexión sagrada del pulque con las masas, sin prejuiciarlo, gracias a la industria cervecera, principal preocupante vecino macroeconómico, lográndose posicionar en la moda del mercado nice actual, con ganancias para los nativos?

Tan de moda el pulque hoy día, como el mezcal, pero nadie sabe a ciencia cierta si los usos y costumbres lleguen a la buena mesa de alcurnia, sin dejar de ser de los dioses prehispánicos para la humanidad. ¿Clasismo, prejuicio, negación? ¿Qué le depara al pulque en pleno siglo XXI, tras estas dos vividas dos décadas?

Alfa Diario le comparte visiones sobre la cultura del pulque y cómo las pulquerías de Metepec, en el altiplano mexiquense, como El Mayahuel, se proponen difundir y promover el quehacer cultural, rindiendo sentido homenaje al vital líquido mexicano.