La ola verde y oro en Rectoría

La casa de los 100 arcos comienza a llenarse de decenas de jóvenes universitarios. Son las 8:30 de la mañana del jueves 23 de febrero, se percibe un movimiento inusual de personas por las calles de Juárez, Rayón e Instituto Literario. En unos cuantos minutos el edificio de Rectoría de la Universidad Autónoma el Estado […]

La casa de los 100 arcos comienza a llenarse de decenas de jóvenes universitarios. Son las 8:30 de la mañana del jueves 23 de febrero, se percibe un movimiento inusual de personas por las calles de Juárez, Rayón e Instituto Literario.

En unos cuantos minutos el edificio de Rectoría de la Universidad Autónoma el Estado de México está abarrotado. Centenares de universitarios llegaron a su Alma Mater, al registro.

Para las nueve de la mañana es prácticamente imposible subir por las escalinatas que llevan al Aula Magna, Adolfo López Mateos, misma que mantiene sus puertas cerradas pero sirve de atajo para llegar a la Sala de Consejo de Rectores.

Recargados en los barandales o abriéndose paso, están cientos de universitarios auriverdes,  vienen de Ciencias Políticas, Medicina, Derecho, Contaduría; los próximos químicos, físicos y las enfermeras, éstas, las más entusiastas, todos mostrando su apoyo al aspirante a la rectoría, Alfredo Barrera Baca.

El ex secretario de Docencia de la Autónoma mexiquense, atento, escucha las palabras de los integrantes de la Comisión Especial Electoral; voltea, saluda con la mano, manda  un beso, ve a los reflectores que buscan captar el mejor ángulo, sonríe ligeramente, regresa la vista al orador. Su corbata perfectamente colocada, brilla ante las luces de los flashes que iluminan la pequeña sala en donde, pinturas de los ex rectores, observan, cuidadosas, el ritual universitario.

Entrega sus documentos. Saluda a la Comisión al recibirlos. Un papel de la mesa de registro está a punto de caer y alguien, al vuelo, logra tomarlo

Minutos más tarde señala que el viernes será cuando cuente cómo será su plan de trabajo como aspirante, por ahora pide comprensión a los medios expectantes y se apresura a salir de la sala.

Porras por aquí, gritos por allá, cartulinas más atrás, se dice contento y agradecido con las muestras de apoyo de la comunidad a quienes saluda de mano y promete saludar en breve. “Gracias maestro, gracias profesora, nos vemos pronto…”.

A lo lejos están los integrantes de Potros de tercera división de futbol, enfundados en su uniforme deportivo verde con dorado; también están los de americano, otros atletas de alto rendimiento, quienes se cruzan con administrativos de Teotihuacán, con alumnos de las prepas, de la “2”, de la “3” de la “4”.

Los arcos de la Máxima Casa de Estudios del Estado de México son testigos del apoyo declarado de alumnos, docentes, administrativos, invitados, quienes a la voz de “no empujen, ya nos vamos, no se avienten…” se retiran detrás del aspirante, quien se pierde entre la multitud.