La Quinta Columna

La Quinta Columna
Después de las elecciones del cinco de junio del 2022, el otrora imbatible PRI pasará a ser cuarta fuerza política nacional, en términos de entidades gobernadas

«Tanto peca el que sepultó al PRI como los que avalaron presumiendo la alianza»

La llegada del exgobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas –auto apodado «Alito»–, a la dirigencia nacional del PRI, no se podría entender sin el aval y apoyo de sus entonces compañeros gobernadores. Ellos son corresponsables. Adicionalmente, notas periodísticas de la época refieren el apoyo del expresidente Enrique Peña Nieto.

Después de las elecciones del cinco de junio del 2022, el otrora imbatible PRI pasará a ser cuarta fuerza política nacional, en términos de entidades gobernadas. Así de claro. Conforme están las tendencias, Morena será la primera fuerza con veinte gubernaturas; el PAN, la segunda fuerza con seis; Movimiento Ciudadano y PRI tendrán dos; pero con la salvedad de que en virtud de la alianza con el PAN y el PRD cedería la candidatura del Estado de México o de Sinaloa en 2023, perdiendo en la mesa sin siquiera pelear (a reserva de empeorar ya que puede perder las dos posiciones). Cerrando la lista PVEM y Encuentro Social con uno respectivamente.

Analizando con justeza, el PRI ya venía mal herido, pero la funesta alianza para ellos con el PAN y PRD lo remató. No sólo fue una alianza con sus ideológicamente contrarios –históricamente escribiendo– sino que le dio la razón discursiva a los entonces opositores,  fue algo contra natura.

El PRI fue utilizado por el PAN así lo demuestran los resultados. Todos los «líderes» que con cargo o sin cargo en el norte, en el centro y en el sur pretendieron legitimar la alianza ante sus militantes y simpatizantes, son corresponsables de tal vergüenza, es más, la avalaron y la presumieron.

Es un hecho, los medios de comunicación dan cuenta de que cuando a los ciudadanos les preguntan a qué partido relacionan con la corrupción, la primera mención se la lleva el PRI. Sin mayores vueltas, además de sepulturero «Alito les salió Malito».

Qué difícil será para los «líderes» justificar que antes gritaban «Peña bombón te quiero en mi colchón»  (hombres y mujeres por igual) cuando ahora la población en general se entere de que se le dio un visado dorado en España, privilegio reservado para los grandes «inversores». En ese mismo sentido ¿cómo justificar que los grandes «líderes» en los municipios tienen arreglado su futuro por varias generaciones, mientras que la mayoría de habitantes vive al día?

Esos mismos «líderes» señalan a los que cambiaron de partido, cuando lo cierto es que las decisiones de las cúpulas –por siempre los mismos, generación, tras generación, los acosos y vetos– fueron los que los obligaron a salir, dicho sea con todo respeto, hacen recordar el poema que refiere que con el vino, el «astado» regatea la medida de su drama.