La quinta columna

La quinta columna
Los diputados están viendo y no ven: el que haya más casas de empeño es una muestra del fracaso de las políticas sociales y el crecimiento de las desigualdades

La insensibilidad del Gobierno

El Poder Ejecutivo enseñó una vez más el cobre, propuso la creación de un nuevo impuesto estatal a las casas de empeño (5% sobre la diferencia del monto de avalúo del bien prendado y el monto de la enajenación de este por parte de la casa de empeño) y el Poder Legislativo (diputados), para no quedarse atrás sin analizar como zombies, lo aprobó sin chistar.

Resulta evidente que no tienen la más mínima idea de lo que es empeñar una prenda, quizá la única cosa valiosa que una familia tenga, como por ejemplo: la argolla de matrimonio o el reloj heredado. Jamás han estado ante la disyuntiva de conservarlos o comer, o dar a los hijos lo indispensable para estudiar; no saben incluso que en estas fechas el empeño es la única opción para darles un pequeño juguete o ropa abrigadora. La falta de empleo crea esa necesidad, la falta de oportunidades para lograr un ingreso mínimo para romper con la aparente cadena perpetua que implica la pobreza.

Dentro de la exposición de motivos se pretenden justificar diciendo: Derivado del numero creciente de las casas de empeño que operan actualmente en la Entidad y con ello generar información respecto a la solvencia económica de las casas de empeño para que brinde certeza al pignorante, se propone la incorporación de un impuesto a cargo de estas unidades económicas [sic]”.

No cabe duda de que los diputados están viendo y no ven: el que haya más casas de empeño es una muestra del fracaso de las políticas sociales y el crecimiento de las desigualdades. Desde tiempos inmemoriales, los prestamistas son los ricos aprovechándose de los pobres, quitándoles lo poco que tienen y el gobierno del Estado México en lugar de atacar de origen las causas del fenómeno, opta por reclamar parte del botín bajo la figura de impuestos, lo que en la práctica lo convierte en cínico cómplice.   

Para su conocimiento, quienes mas empeñan son las mujeres, si por ejemplo los programas como el Salario Rosa llegaren a todas sin distingos ni cálculos electorales, ahorrándose lo que cuestan los eventos de besamanos y lucimiento personal, sin manipulación pues, otra cosa sería, pero pareciera que lo importante es conservar el poder y los privilegios. Para rematar simulan no conocer o solapan que en muchas casas de empeño terminan los celulares, herramientas, bicicletas, ropa y demás joyas robadas, son potenciales locales de lavado de dinero. Urge cambiar las cosas.