Este viernes 27 de septiembre cientos de miles de personas han salido a las calles de numerosos países del mundo en lo que se denominó la Huelga Mundial Contra el Cambio Climático. Esta movilización fue convocada en el marco de varios eventos políticos coyunturales, destacando la Asamblea General de la ONU que centró parte de su agenda en este grave problema mundial. Las principales ciudades de países, europeos y americanos, principalmente, han sido testigos actos y movilizaciones destinados a llamar la atención sobre lo urgente que es tomar medidas para frenar el deterioro ambiental.
Pero ¿de qué tamaño es el problema? Se le puede tratar de dimensionar de muchas maneras, pero en este pequeño espacio sólo quisiera destacar un ángulo: la afectación a la vida. ¿Cuántos seres vivos del planeta desaparecen día a día por las alteraciones ambientales, principalmente causadas por las actividades humanas? Aproximadamente 5,200 especies animales se encuentran hoy en peligro de extinción, de las cuales 279 ya sólo existen en cautiverio, según la Unión Internacional para La Conservación de la Naturaleza (UICN) que recientemente ha publicado lo que denomina su “Lista roja” de los paíeses con más número de especies a punto de desaparecer. Dicha lista es encabezada por los Estados Unidos, pero México ocupa un alarmante cuarto lugar. De hecho nuestro paíes es el único de toda Latinoamérica que aparece en tal listado de la UICN.
Un total de 849 especies animales que habitan en nuestro territorio nacional se encuentran en peligro de desaparer. De acuerdo con la gradación de dicho riesgo, hay algunas en “estado vulnerable”, otras en “peligro de extinción” y las demás en “peligro crítico”. En Estados Unidos suman 1,060 especies sumando estos distintos rangos. En total el deshonroso Top 5 de los países con más especies animales en peligro de extinsión suman 4, 529.
Es, sin duda un proceso equiparable a las otras cinco grandes extinsiones que ha experimentado el planeta tierra a lo largo de su historia; la diferencia es que las otras fueron causadas por fenómenos como meteoritos, volcanes, la explosión de una supernova y ahora es la especie humana la que está provocando la desaparición de las demás. Esto se debe a procesos de destrucción y fragmentación de los hábitats en que viven esas especies animales, al cambio climático, la caza y el tráfico ilegal, entre otras acciones.
¿Se puede hacer algo? Claro, falta que se quiera. Pero no es sólo cuestión de voluntad: yo quiero que sigan viviendo. Sino de las dinámicas de interacción con el entorno que se derivan de nuestro estilo de vida: lo que comemos, lo que vestimos, donde vivimos, de lo que construímos nuestras casas, la forma en que nos transportamos, comunicamos, etc. Es el conjunto de acciones que emprendemos socialmente para generar las condiciones en que nos gusta vivir lo que está impidiendo la continuidad de la vida para otras especies.
Es la visión antropocéntrica (consistente en colocar al ser humano como prioridad y centro del universo) la que en muchas ocasiones impide la existencia de otros seres vivos, igualmente integrantes del reino animal. Y ni siquiera hemos hablado del tema de las especies vegetales en peligro de desaparecer. Hay, sin duda, toda una agenda de cosas que se debería hacer para procurar que el planeta en el que vivimos todos tenga potencial para albergar la vida en su sentido más amplio, no sólo para los seres humanos. Pero falta saber si estamos dispuestos a negociar y ceder con respecto a nuestro modo de vivir.
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