La Taberna del León Rojo

  Marcelino y yo nos colamos a la Casa del Pueblo. La “casa de cristal” – como le llaman algunos – se veía limpia. Los vidrios, las escaleras, los esbirros vestidos de pingüinos y los lacayunos asesores con pelo engominado parecían emergidos de un país de fantasía. Vaya, hasta los mingitorios olían a hierba fresca. […]

 

Marcelino y yo nos colamos a la Casa del Pueblo. La “casa de cristal” – como le llaman algunos – se veía limpia. Los vidrios, las escaleras, los esbirros vestidos de pingüinos y los lacayunos asesores con pelo engominado parecían emergidos de un país de fantasía. Vaya, hasta los mingitorios olían a hierba fresca.

  • “Mira el juguetito de la democracia. Este es un retrete de lujo – me soltó Marcelino -. Mira Germán, que bonitos trajes usan los señores, qué pulcros se les ve”.

Cierto. No hay quien desentone con sus vestimentas, sus cortes de cabello de hace unos minutos, sus uñas manicuradas, sus zapatos lustrosos.

  • “¿Viste cómo llegó Juan Zepeda? Sí que tiene dinero el hombre de Nezahualcóyotl”.
  • “Vamos gordo, a lo que venimos”.

Dócil se coloca detrás de mí y nos enfilamos a las butacas para escuchar la sesión que inició a las 16:16 horas con la entrega de galardón y estímulos a deportistas paralímpicos, que fue momento oportuno para que Martha Angélica Bernardino Rojas se inflamara de pasión y casi casi les besara los pies.

  • “¿Así son siempre Germán?” – me preguntó Marcelino.
  • “Son así cuando todo está tranquilo en lontananza, amigo, y parece que llevan, por el momento, la fiesta en paz con el rey de Ecatepec”.
  • “Pero, dime Germán, ¿cómo está eso de que aprueban una cuenta pública que tiene tantas observaciones?”

No respondo. Esa escena la he visto muchas veces. Los Zepeda engominados, los Bautista genuflexos, los Guzmán adoctrinados en el arte de la zalamería y los demás en su juerga de me vale gorro lo que piensen de mí.

  • “Oye, ese que está diciendo que el PRD aprobará la cuenta del estado con todo y sus 136 observaciones resarcitorias por un monto de 224 millones 769 mil 700 pesos no es el “luchador social” Víctor Bautista?”
  • “¿Luchador social?, amigo eres ilota del ajenjo. Ese Bautista dejó de ser luchador social desde el momento mismo en que nació. Míralo, apoltronado cómodamente en las miasmas del poder ¿crees que le interese velar por los jodidos?”.

Mientras disertamos sobre lacayos, jodidos y curda, en la pantalla apareció que 68 serviciales representantes del pueblo habían aprobado una cuenta que cuenta y no cuenta lo que debe contar, con el rechazo de Morena y dos perredistas: Javier Salinas y Arturo Piña.

Marcelino vomitó. Ello dio pie para que abandonáramos el inmaculado recinto de los almidonados legisladores. Afuera de la Casa del Pueblo los aromas son diferentes. Huele a humo, a cigarro barato, a orines de perro, a miseria, pero tiene ello un degusto menos amargo que el de una caterva de peleles que le siguen tomando el pelo al cada vez más jodido pueblo mexiquense.